Espacio Público
Andrés Manuel López Obrador cumplió un mes como Presidente de México y, aunque aún es prematuro, se pueden hacer los primeros balances de la 4T. Me parece que ha sido un error la cancelación del Nuevo Aeropuerto Internacional de México (NAIM) porque si el argumento central es que hubo corrupción en el otorgamiento de contratos, yo habría esperado que el nuevo Gobierno presentara las denuncias correspondientes para que se castigara a los corruptos. La 4T no puede ocurrir si los tramposos no son juzgados. Además, me han parecido más sólidos los argumentos financieros de los defensores del NAIM que la carga ideológica con la que el nuevo Gobierno se empecinó en echar abajo la obra. Es un acierto de AMLO salir todas las mañanas en Palacio Nacional a responder las preguntas de la prensa. Me parece un ejercicio de transparencia y rendición de cuentas inédito. El viernes pasado, ante el señalamiento de los reporteros de que en su declaración patrimonial no había incluido los bienes de su esposa Beatriz Gutiérrez Müller, ahí mismo entregó e hizo pública la información de su cónyuge. Vamos, el hecho de que viaje en aerolíneas comerciales le permite no ser secuestrado por sus colaboradores y pulsar directamente la percepción ciudadana. Error de la 4T es la reforma constitucional impulsada desde el Senado para ampliar el catálogo de delitos que ameritan la prisión preventiva. Luego de haber leído el libro “Una novela criminal”, de Jorge Volpi, y de constatar que hay personas en prisión preventiva durante más de trece años sin que les llegue la sentencia, la propuesta es un grave retroceso en materia de derechos humanos, que llenará las cárceles de personas inocentes y que va en contra del espíritu del Nuevo Sistema de Justicia Penal. Es una contradicción de la izquierda legislar en contra de los derechos humanos. Acierto es la iniciativa presentada por la ahora secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, para regular el mercado de la mariguana en México con fines lúdicos, médicos y comerciales, que no es sólo una propuesta que cambia el paradigma de la guerra contra las drogas, sino que se trata también de un tema de libertades y derechos. Error de AMLO es seguir calificando de “fifís” a las organizaciones de la sociedad civil que empujan que el nuevo titular de la Fiscalía General de la República y que el Sistema Nacional Anticorrupción sean independientes del Poder Ejecutivo y no una simulación y de señalar como prensa “conservadora” a medios de comunicación críticos de su gestión. Sin duda, es positivo el recorte de privilegios a la alta burocracia del País y al gasto corriente de varias dependencias federales a fin de destinar esos recursos a los programas sociales de las secretarías del Bienestar (pensión universal a adultos mayores, personas con discapacidad e indígenas, así como becas para estudiantes de preparatorias públicas) y del Trabajo (becas para jóvenes que no estudian ni trabajan y que se capacitarán en empresas). Estos programas combatirán la terrible desigualdad en el País. No alcanzo a dilucidar si es un error o no la estrategia de pacificación por medio de la Guardia Nacional comandada los siguientes cinco años por militares. Quiero creer que harán las cosas diferentes a Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto por los temas de amnistiar a los pobres, indígenas y mujeres que participan en las cadenas más de abajo del crimen organizado y a la regulación del mercado de las drogas, pero me hace ruido el hecho de que la milicia seguirá empoderada por encima de las autoridades civiles. Armoniosa es la relación que el nuevo Gobierno ha tenido con su principal socio comercial: Estados Unidos. El Presidente ha sido hábil en su relación con Donald Trump sin verse sometido y este cambió el discurso con referencia al muro, al decir que ya México lo está pagando con la nueva negociación de libre comercio. Va poco más de un mes de este nuevo Gobierno y creo que en todos los actores debe caber la prudencia. Es prematuro decir que AMLO fracasará, como aseveran sus detractores, así como sostener que el País ya cambió, como sostienen sus simpatizantes. Lo cierto es que muchos de sus votantes no le dieron un cheque en blanco, y de eso debe estar perfectamente consciente.
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