Generación Touch
Hace unos días, el 30 de abril precisamente, a toda la secundaria nos llevaron a una plática, en la que nos dijeron que levantáramos la mano los que nos seguíamos sintiendo niños. Yo decidí levantar la mano, así como también una amiga lo hizo. Esa es la verdad. A mis 13 años, y para el momento en el que vean eso faltará un mes para que cumpla 14, me sigo sintiendo niño, y por eso, me costó adaptarme a ciertos cambios que he tenido por la edad. Antes de continuar, haré la aclaración que la columna no tratará de los cambios de la pubertad, sino de los cambios al llevarte con tus amigos. La amiga que les comenté hace poco, nos invitó a otra amiga y a mí al Starbucks el año pasado, y yo no me encontré muy conforme porque jamás había entrado. Cuando llegué, ellas no habían llegado, y cuando llegaron, fuimos primero a la librería Gandhi. Después, hasta me costó ir a pedir algo y meses después nos volvió a invitar, pero las estuve esperando por algo de tiempo y no llegaban, y como no me gustaba mucho estar ahí, preferí irme con mi mamá y mi hermano a las nieves, y cuando llegaron, ya no estaba. Mi amiga se sintió avergonzada y frustrada por no lograr su juntada, pero para mí, ya era tarde para volver. Vamos a algo que me sorprendió. Habíamos regresado a clases después de las vacaciones de Semana Santa, y una de tercero me dio una tarjeta. Me quedé algo extrañado, pero cuando vi que era la invitación a una quinceañera, me sorprendí más. Eso era porque jamás me habían invitado a una; pensé que era ir formal y bailar, dos cosas que no se me dan. De hecho, cuando me decían si iba a ir, respondía: “Más bien voy a ir a las alcantarillas”, porque iba a ir a vencer mis miedos, como el club de los perdedores. Ese día, pasaron varias cosas. La primera es que no tengo idea de qué es formalidad. Resulta que todos llevaban traje y yo llevaba un pantalón de mezclilla, unos converse y una camisola. Hubo personas que no esperé que me saludaran de beso o con un abrazo. Hasta me dijeron que me hubiera traído mínimo un saco. Como si tuviera uno, y la mamá de una, casi vecina me dijo: “Pues tendrás que ir a más quinceañeras y de seguro serás chambelán de muchas”. En este momento, no lo creo. Veremos cómo me va después. En mi videocolumna también hablaré de este tema.
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