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Satiricosas

Este par de políticos gringos y millonarios fueron los ganadores en la última elección para candidatos de Nueva York… van muy adelantados en su respectiva carrera por la presidencia de Estados Unidos de América o de América a secas, como le llaman a su país los muy cínicos. Alguien en EU dijo recientemente a propósito del despido del embajador Bazañez, que los mexicanos no tienen derecho de meterse “en las política interna de su país”. Se refería a la reacción de los mexicanos en contra del “Trompas”, detestable y ridículo precandidato republicano a la presidencia republicana, odiador de México, peligroso agitador de masas derechistas ignaras y/o racistas. Es tan estúpida esa postura de “no te metas”, que no vale la pena ni explicar que el hombre es una amenaza para todo ser pensante del planeta, que sea o no mexicano, que no sólo para Estados Unidos. Pero… El caso, por lo apenas visto en NY es que Donald Trump causa una enorme simpatía a una enorme cantidad de gringos variopintos. Y eso es lo preocupante: Que no se den cuenta de lo que es el tipo. Les está diciendo lo que ellos quieren oír, que son la raza superior, los dueños del planeta, los que pueden tratar a los otros con la punta del pie, dentro y fuera de su país. Les saca y halaga los peores sentimientos, como el racismo siempre latente y les impide pensar siquiera en la estupidez de las barbaridades que les espeta. Es un Hitler moderno. Lo ven con adoración. Esto se evidencia en los videos de su triunfo en su ciudad donde tomó como base para hacerse aplaudir el atentado a las Torres Gemelas el 9/11/2001, que como pensamos una buena parte de los terrícolas, fue pensado y realizado por los Bush y sus secuaces para tener un buen y gran pretexto para la guerra y el saqueo de Iraq. Trompas quiere que México se autoencierre en un inmenso “Muro de Berlín”, pagado por los propios mexicanos con lo que ganan trabajando en EU, en vez de enviar remesas a sus familias. Y ese gran gran político dijo respecto al atentado a las Torres Gemelas del 9.11.2001 que naturalmente utilizó para enardecer a la masa neoyorquina: “… vi a nuestros policías y a nuestros bomberos en el seven eleven, en el World Trade Center justo después de que se vino abajo” ( el “Seven Eleven”, el 7/11 es el nombre de una cadena de tiendas baratas). Y sus partidarios lejos de hacer las caras que merecía el cretino, lo miraron con cariñosa y divertida indulgencia como se mira a un niño chiquito … pero ni con eso despertaron para darse cuenta de su despiste y del peligro de tener alguien así en el timón del planeta Tierra. Lo otros candidatos republicanos ni cuentan. Entre más idiota, más lo aplauden. HILLARY Por otra parte Hillary, la otra ganadora de Nueva York, pero para la candidatura del Partido Demócrata, ciudad de la que no es oriunda pero de la que fue senadora, apoyó a Bush en la invasión de Iraq de 2003 como tal. Y sabemos que tiene a Latinoamérica en la mira y que sus muy derechistas ideas y además misóginas ya han causado en el continente americano, más de un desastre. Hillary no es de fiar para Latinoamérica. Se ha metido en la política interna de lo países porque es de los que creen que “América para los gringos”. Recordemos el daño que logró hacerle a Honduras en donde desestabilizó al presidente Zelaya, al que detestaba por ser amigo del venezolano Chávez, hasta destruirlo y fastidiar grandemente al país centroamericano. A partir del cambio de un régimen de izquierda por uno de derecha al gusto de Hillary, empezó la inmigración desoladora de miles de niños hondureños sin sus padres hacia Estados Unidos. Curiosamente en estos momentos dos presidentas americanas han sido víctimas de la misoginia que los gringos están reviviendo en el Sur del continente, básicamente en Argentina y en Brasil. Muchas jóvenes mujeres con las que hablé en un viaje de fin de año en Argentina coincidieron sobre este particular. Y es evidente que la andanada contra Dilma Rousseff en Brasil, mucho tiene de misoginia, además de estar sustentada por su vicepresidente que como es obvio quiere sacarla de la silla presidencial para sentarse él. A Dilma no la acusan de ladrona o de corrupta, la acusan por un asunto de manipulación de votos en su reelección, lo que es muy diferente. La acusan por ser de izquierda. A Hillary, le pareció odiosa, como a todo ser humano de elemental moralidad, la tortura por elementos del Ejercito de México a una joven para sacarle información. Esos “elementos” deben ser castigados muy severamente, pero Hillary no tiene por qué darle un jalón de orejas a la canciller mexicana Claudia Ruiz Massieu. Urgió al País y al Gobierno de Peña Nieto “a respetar los derechos humanos e imponer altos estándares a sus fuerzas militares y policiales para que no violen los derechos humanos”. Pero cuando los gringos a ojos del mundo torturan en Afganistán o en Guantánamo, no chista.

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