Satiricosas
La edición No. 31 del Festival Internacional de Cine de Guadalajara, FICG , considerado el más importante de América Latina con sus exitosas 31 primaveras, se esparció por toda la ya enorme y palpitante Guadalajara (y hasta Puerto Vallarta) para permitir a todos el acceso a una muestra de cine de cientos de películas y el acercamiento a gente del cine de diversos países que de verdad ha hecho y sigue haciendo época. Es también una impactante plataforma para exposiciones culturales, tanto mexicanas como extranjeras. Sobresalió en los cuatro primeros días la llamada “Noción del Tiempo”. Extraordinarias fotografías del “suizo de Tepoztlán”. La versión inicial de este evento, el 10 de marzo de 1986 en el cine teatro Cabañas y en el Museo Regional, se dio a partir de un cineclub ya con 10 años de vida, fundado por cierto por la también suiza Annemarie Meier y Enrique Viera, apoyados por el realizador Hermosillo. El lector interesado puede ver en la red (FICG 31) o en secciones especializadas de los diarios el brillante desarrollo de este gran festival, cuáles películas ganaron, quiénes son los protagonistas premiados y los directores que obtuvieron preseas. Ya nadie iba al cine en cierto momento En el bien hecho diario del Festival, la reportera de la Universidad de Guadalajara, Martha Eva Loera, publicó una concisa entrevista con el conocedor José Woldenberg , que resumo para describir con datos precisos la situación de la industria cinematográfica después de la época en que cada quien se podía crear su cine casero a través de la TV o con una simple computadora y un proyector. Decayeron las películas en salas de espectáculo, por supuesto de paga, propinándole un golpazo a todos los participantes en dicha industria. Pero hoy el cine ha vuelto por sus fueros en buena medida gracias a los festivales precisamente. Pero como en todo y siempre, Hollywood es en realidad el único gran beneficiario. El año pasado, Woldenberg, se produjeron 140 películas nacionales, el mayor número de films en México en toda su historia. Sin embargo, su participación en el mercado , tanto de espectadores como de ingresos, bajó por segundo año consecutivo. Señaló que hace 15 ó 20 años la producción fluctuaba entre 9 y 20 películas anuales. “Parecía que el cine mexicano apenas sobrevivía y para los más pesimistas, agonizaba”. Desde 2002 en que se produjeron catorce cintas, la producción ha crecido de manera sistemática (…) 286 millones de personas fueron a las salas cinematográficas el año 2015, es decir 46 millones más que en 2014, la cifra más alta desde 1993. Se trata de la cifra más alta desde 1993. No obstante, a ver cine mexicano sólo fueron 17.5 millones, es decir el 6.1% del total. El asunto es más triste porque un año antes, en 2014, el porcentaje fue de 10 y en 2013 fueron 30 millones de mexicanos a ver cine mexicano a las salas cinematográficas. Y se queja el político y con él todos los mexicanos que no somos unos tontos malinchistas, así podamos por circunstancias actuales o particulares “ser globales”: “Mientras que las 10 películas con mayor éxito en taquilla , todas estadounidenses concentraron el 40% de la asistencia, hubo 43 películas mexicanas que no fueron vistas ni por 10 mil espectadores cada una”. Destacó que el mercado mexicano de cine es realmente el mercado mexicano de Hollywood. Del total de asistencias a las salas, el 84% fue a ver cine estadounidense - (dijo norteamericano, pero, obvio, se equivocó). El 8% fue a ver cine europeo. El 6.1 cine mexicano y el 2% de otros países, concluye. Si los mexicanos galardonados en Hollywood se van de México, es obviamente por la falta de eco en su propio país, tanto del público como de los productores. Pero eso sí, cuando gana allá un mexicano, se enoja Trompas y aquí enloquece de orgullo a la población que Iñárritu gane año con año el Oscar en EU .Y un cierto público naco “de Las Lomas” va a celebrar al Ángel de la Independencia en CDMX el éxito internacional de la película dirigida por un compatriota, sólo enarbolando el retrato del actor gringo Leonardo Di Caprio, eterno y frustrado aspirante al trofeo que por fin obtuvo con director mexicano. Nos azota un ridículo desestimiento de la mexicanidad, en buena medida producto de la incompetencia e “hijez” de nuestros gobernantes desde hace 30 años. Antes, la gente gritaba con infantil alegría “como México no hay dos”. Hoy el péndulo está en el otro extremo y no se vale. Se puede ser todo lo global que se quiera. Ya no son tiempos de aislamiento. Pero no hay que olvidar que no sólo la caridad empieza por casa, sino la confianza, la dignidad, la justicia, etc. Y luego, asentado esto, le abres los brazos al mundo, fuerte y muy seguro de ti mismo.
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