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Notirrimas

Dicen que el lenguaje nos hace seres humanos y esto confiere al hombre una posición especial en el reino del mundo animal. Gracias al lenguaje podemos, con exactitud, expresar nuestros estados de ánimo difusos y así poder entenderlos. De este modo el lenguaje posibilita el pensamiento y la reflexión. Existen diversos estilos y niveles de lenguaje con sus respectivos vocabularios para cada ocasión y esfera social, por eso entre más dominio tengamos de nuestro léxico mayor será nuestra capacidad de entendernos y enfrentar con éxito cualquier situación que se nos presente en nuestra vida, ya sea en un congreso científico o en una fiesta de la empresa o con el chofer de un tráiler. El lenguaje nos abre la puerta a cualquier esfera social. Un ejemplo de esto lo da el dramaturgo inglés George Bernard Shaw en su comedia “Pigmalión” en donde una humilde florista de los barrios bajos de Londres cae bajo la enseñanza de un fonetista experto, el profesor Higgins, quien la prepara y su inglés arrabalero lo convierte en un inglés tan perfecto y exquisito que la hace pasar por una duquesa ante la sociedad más excelsa. Posteriormente, con esta obra Lerner y Loewe compusieron el musical de Mi Bella Dama en donde Audrey Hepburn y Rex Harrison protagonizaron los personajes de esta película que está considerada como una joya cinematográfica. Uno de los niveles más altos de un lenguaje que se domina, es la “ironía” que se puede definir cómo una “Figura retórica que consiste en dar a entender lo contrario de lo que se dice.” Pero para lograrlo se necesita mucho ingenio, creatividad y por supuesto el dominio del lenguaje. Normalmente a la ironía se le festeja por su ingenio pero hay que tener mucho cuidado porque se puede caer en el sarcasmo que hiere, molesta y ofende. Bernard Shaw era irónico y sus batallas con Winston Churchill son famosas, se dice que Shaw, refiriéndose al papel que hacia Winston como primer ministro decía: “A los políticos se les debe cambiar seguido de puesto igual que el pañal a los niños…por la misma razón”. Churchill en una ocasión en que molestó a una dama en un debate en la Cámara, ella le dijo: “Si usted fuera mi esposo, con gusto le llevaría una taza de té con arsénico” a lo que Winston contestó: “Mi Lady si yo fuera su esposo…con gusto me la tomaba”. Una vez, Shaw lo invitó al estreno de una obra: “Venga usted con un amigo, si es que lo tiene”, a lo que Churchill contestó “Me es imposible asistir, acudiré a la segunda presentación… si es que la hay”. Estas anécdotas muestran la ironía y el ingenio de dos personajes históricos y maestros de la lengua inglesa. Y a propósito de ironías: Mensaje a nuestros muchachos: Aprendan buen “castellano”, ¡No se junten con borrachos! Su esfuerzo...¡No será en vano!

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