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Pros y contras

Es un deber de todos los que trabajamos en los medios de comunicación expresar, otra vez, nuestra indignación por el asesinato del periodista Armando Rodríguez, de El Diario de Ciudad Juárez. La impunidad sigue reinando en este País, si no entonces que nos expliquen cómo es que siguen matando y desapareciendo a periodistas, a inocentes sin que hasta el momento las autoridades atinen siquiera a detener el incremento de los índices de delincuencia en el País. Entendemos que la lucha es sangrienta y que, como lo dijo el propio presidente Calderón, caerán todavía muchos más antes de acabar con los malos. Pero lo que no parecen entender las autoridades, es que desde nuestras tribunas hemos contribuido (aunque digan lo contrario) a difundir las acciones del Gobierno en contra del crimen organizado y cuando se puede tratamos de generar confianza en esos operativos. Se nos reclama el cumplimiento de nuestro deber como comunicadores en esta lucha, pero no hay un solo nivel de Gobierno en México que sea capaz de generar las garantías que se necesitan para seguir apoyando desde nuestras trincheras, por modestas que sean, esa lucha que tanto pregonan. No puede haber un policía detrás de cada periodista, de acuerdo, pero en general no existen las condiciones para un pleno ejercicio de esta profesión en México y pruebas hay muchas. Por lo visto, deberá pasar todavía mucho tiempo, más de los 100 días que dijeron algunos y hasta lo firmaron, para que veamos el resultado deseado en la lucha anticrimen. Al final lo único que nos queda es seguir haciendo nuestro esfuerzo y no bajar la guardia, paro tampoco el volumen de los reclamos cuando se atenta contra los periodistas o cuando se les desaparece, como Alfredo Jiménez Mota, recordado hoy como cada que se comete un crimen de este tipo. LA CABALGATA ES ROJA Sabroso fin de semana el que pasarán muchos colegas por la riqueza de información que se habrá de generar a partir de hoy y hasta que la llamada última cabalgata encabezada por Eduardo Bours llegue a Hermosillo. Mucho color, muchas notas y demasiadas lecturas políticas las que se habrán de obtener de un evento que sólo de inicio se nos presenta como la oportunidad de promover la convivencia entre los sonorenses de la Sierra, la promoción de los pueblos y algunos otros beneficios. No dudo que así sea, pero de que estará cargadísima de grilla la cabalgata tampoco podemos dudarlo. Hace días un amigo trataba de convencerme de que el color oficial del periplo campirano es el rojo, por ser éste el que porta quien la encabeza, es decir el Gobernador del Estado. Pues por mí que se pongan el color que se les pegue la gana, dije yo, en total concordancia con lo que el propio mandatario estatal le dijo a los reporteros de la fuente cuando le preguntaron por los blancos y el anaranjado. Digo, estamos claros todos de que el color de la cabalgata es el rojo, lo demás son manifestaciones que se verán como se han visto en los anteriores recorridos, sin que se tengan que levantar demasiadas ronchas, o sea que no hay que sobredimensionar el asunto porque al final de cuentas llegado el momento de las definiciones tendrá que haber un acuerdo para caminar parejitos en la recta final del proceso electoral. O se los lleva la huesuda. Vaya, para acabar pronto, queda claro que la cabalgata que está posicionada es la roja y así quedará seguramente confirmado en ésta que según el propio Bours, es la última porque no la quieren empalmar con las campañas electorales que empezarán (¿?) el próximo año. Lo demás son interpretaciones sumamente divertidas que le ponen sabor al cierre de este 2008. En todo caso, el foco amarillo se prende cuando todos nos preguntamos si los protagonistas de las diferencias tienen claro hasta dónde pueden estirar la liga sin que se les rompa. EL APARECIDO El que resultó muy bueno para eso de las apariciones es el director del Isssteson, el paisano Otto Claussen, tanto que trae sorprendidos a muchos y acalambrados a otros tantos allá en Guaymas. Y es que el también enlace del Gobernador en esa región de Sonora se apareció y muy fuerte en las encuestas que miden a los posibles abanderados del PRI a la Alcaldía porteña. El funcionario estatal, conocedor de su circunstancias, de los tiempos y de sus jefes, no parece descuidar su responsabilidad en Hermosillo, pero todo indica que ha sabido sacarle bastante raja a su presencia en aquel Municipio, y si no hay que ver la manera en que se ha colocado en los primeros lugares de preferencias según todas las encuestas, publicadas y no, para sustituir en el cargo a Antonio Astiazarán Gutiérrez, que por cierto a estas horas debe andar afinando detalles para recibir el segundo crucero. El caso es que, por ejemplo, ayer Claussen Iberri presentó ayer un código de ética para la institución que dirige, que por lo visto hace mucha falta, además de algunas otras acciones. Es decir que pica piedra en Guaymas, pero acá sigue sacando la tarea que le dejó el Gobernador cuando le entregó esa papa caliente. Ya lo trae en la sangre Claussen, hay que recordar que su papá, don Enrique, fue presidente municipal hace ya varias décadas y si a la información genética le sumamos la carrera del citado, pues entonces ya le vamos entendiendo a ese lugar que ocupa en las más recientes mediciones. Correo: sergio_valle70@yahoo.com.mx

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