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El Imparcial / Ciudad Obregón / Pascolas

Buscan salvaguarda de pascolas y venados, su danza y su música

Al representar el origen de los más de 14 mil integrantes de la etnia yaqui establecida en el Sur de Sonora, y una parte en el extranjero, los pascolas y venados buscan preservar su danza, música y tradiciones.

En un encuentro celebrado ayer en Loma de Guamúchil, con más de 100 representantes de los ocho pueblos de la tribu, y por medio de mesas de trabajo, niños, adolescentes y adultos buscan la manera de continuar con sus costumbres.

María Trinidad Ruiz Ruiz, coordinadora del Centro de Culturas Populares de Cajeme e investigadora de las celebraciones indígenas, recordó que en toda fiesta o celebración eclesiástica e indígena de este pueblo deben estar presentes los pascolas, al menos tres, que representan al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.

Por diversas cuestiones, estos han recaído en el riesgo de desaparecer, dijo, y es lo que se busca evitar.

"El objetivo del encuentro es dar seguimiento a los encuentros, este es el séptimo, buscamos organización, se pretende primero que sean analizadas situaciones de riesgo, de pérdida de esta manifestación", comentó.

De no existir los pascolas y los venados en la etnia, las fiestas no serían las mismas, destacó, pues según los mismos yaquis es la esencia y el reconocimiento de su naturaleza.

"Buscamos una representación ante las instituciones, para que pidan, exijan, y para que las políticas culturales no sean de arriba a abajo", detalló.

En la etnia, existen 3 tipos de pascolas: Los que se hacen a través del ensayo y del gusto, los que se hacen por manda, y los que lo hacen por encanto, expuso, cuando a través de un sueño se ven bailando y sin necesidad de clases ya traen consigo el ritmo y son necesarios.

Los tenabaris, que son parte básica de la indumentaria, poco a poco han ido triplicando su precio al estar casi en extinción, al igual que el álamo utilizado para las máscaras y otros instrumentos, lamentó.

Para atacar estas circunstancias se han buscado diversos planes de acción, añadió, que están en proceso de realización.

"Ya se hizo un mariposario en Torim, en Cócorit, ese contribuirá para proporcionarles los capullos de mariposa a los danzantes. No tienen para comprar el cinturón, están depredando el álamo y de su raíz se hace la máscara, se deben tomar medidas de salvaguarda", recalcó.

Otra de las situaciones que han atacado los usos y costumbres de la tribu es la modernización, detalló, pues cada vez hay menos nuevas generaciones con interés en la música, la danza y en su misma lengua.

"Lo hicimos aquí (Loma de Guamúchil) porque es una de las comunidades que más ha perdido tradiciones, queremos que los niños vean y digan qué emocionante, quiero integrarme, es una pena que en una fiesta tengan que poner un disco", subrayó.

Estas situaciones y otras más han ido afectando la tradición, que es reconocida no sólo a nivel estatal o nacional, sino también internacional, mencionó José Luis Moctezuma Zamarrón, investigador del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) Sonora, y que no es sólo de los yaquis.

"Los pascolas y el venado es algo que caracteriza al Noroeste de México, y surgió a partir de los yaquis y mayos; todos los procesos de cambios han implicado una serie de pérdidas en cuestión de la naturaleza, nos hemos dado a la tarea de hacer las reuniones para buscar solución", concluyó.

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