Cenaduría Selecta: Cómo mujeres dominaron una industria de hombres

Mexicali, B.C.-El imaginario cachanilla tiene como ícono la Cenaduría La Selecta, un restaurante que ha acompañado a miles de familias mexicalenses en el día a día y eventos importantes, pero todo se construyó gracias a la resiliencia de las mujeres que tenían una visión de grandeza para este comercio.

Todo comenzó en 1924, cuando don José Vieyra Aguilar y María Magdalena Robles Camacho se mudaron a la capital del estado en busca de mejores oportunidades, a penas con 22 años don José rápidamente emprendió y se empeñó como comerciante durante algunos años.

Así lo recuerda María Guadalupe Vieyra Robles, hija de esta dupla de emprendedores, que además recordó su niñez trabajando al lado de sus padres, pues antes de que La Selecta se fundara, primero se llamó Platillo Nacional.

Mexicali

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Espíritu de lucha

Las cosas no fueron fáciles para la primera generación de la Selecta, pues don José y doña María ya tenían callos en sus manos, pues antes de llegar a Mexicali trabajaron duro en Irapuato, de donde son originarios.

Ya instalados en la capital bajacaliforniana, pizcaron algodón, cosecharon naranja e incluso intentaron asentarse en Estados Unidos, de donde poco tiempo después los deportaron.

Fue hasta 1945 cuando por fin La Selecta nació, una fonda en la cochera de la casa de esta pareja, que querían entregarle un buen futuro a sus 4 hijos y alejarlos del mundo restaurantero.

Sin embargo, los giros de la vida llevaron a que Lupita, de la segunda generación de este comercio familiar, tomara las riendas del negocio junto a su hermano José, pues por la edad y enfermedades de sus padres ya no pudieron estar al frente del local.

Ella tenía 27 años cuando asumió esta responsabilidad, tan de prisa que no tuvo “chance” de sentir miedo, pues el objetivo era seguir adelante a toda costa, recuerda.

Grandeza

El éxito de este restaurante no sólo se mide por su crecimiento a lo largo de los años y por su estabilidad dentro del mercado, sino que resalta su gran compromiso por servir, compartir y dar.

La tercera generación de La Selecta sabe que se requiere de un gran compromiso para hacer bien el trabajo, porque es el sustento para muchas personas, así lo manifestó Lupita Arias.

Me da miedo solamente una cosa, la responsabilidad de mantener a tantas familias. Una cosa es trabajar, pero otra que depende de lo que nosotros hagamos”, explicó.

No sólo eso, con el ejemplo pusieron como prioridad la salud e integridad de sus empleados, ya que desde sus inicios la familia de emprendedores trabajó hasta 16 horas diarias con tal de garantizar descansos a sus colaboradores, algo que ellos valoran mucho.

Si hay algo que habla del corazón de una persona, es cómo gustan de la alegría y felicidad de los demás, como aquella ocasión en que un cliente pidió algo que no estaba en el menú, y en una de sus visitas al restaurante le consiguieron lo que él quería.

O aquella vez que un grupo de enfermeras, quienes trajeron sus propios huevos e ingredientes, el personal de La Selecta les cocinó y les sirvió sin algún costo para ellas.

Lupita Vieyra recuerda que a pesar de utilizar gas y tiempo en la preparación, su padre dijo que no era justo cobrarles.

Mujeres en un negocio de hombres

Aunque la historia de este lugar contiene nombres de varones esforzados y trabajadores, actualmente y desde el inicio siempre han sido las mujeres de esta familia quienes sostienen de manera constante y hacia adelante el futuro de la empresa.

Algo que le he aprendido (a mi mamá) es, cómo una mujer manejaba una industria de hombres”, declaró Lupita Arias.

La Selecta se destacó recientemente en los premios al Mérito Restaurantero de la Cámara Nacional de la Industria Restaurantera y Alimentos Condimentados (Canirac), pues les entregaron un reconocimiento por su trayectoria y dedicación.

Ya son más de 80 años los que tiene La Selecta deleitando al paladar cachanilla, además afirmando que el sueño no se detiene, pues apuntan a una segunda sucursal en un futuro no lejano.