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En la calle ¿por necesidad?; menores y mujeres en los semáforos de Mexicali

Algunos limpian parabrisas, otros hacen malabares con pelotas, muchos simplemente extienden un pedazo de cartón con una petición de ayuda.

En la calle ¿por necesidad?; menores y mujeres en los semáforos de Mexicali

Mexicali,B.C.-Con la cercanía de la temporada decembrina, los cruceros más transitados de Mexicali vuelven a mostrar una postal conocida: niñas, niños y mujeres que, provenientes del sur del país, ocupan las esquinas para pedir unas monedas o vender lo que pueden mientras el semáforo cambia.

En puntos como el bulevar Lázaro Cárdenas y la calle Novena, Río Nuevo o calle 11, así como López Mateos con James W. Stone y calle Calafia, la escena se repite cada día con mayor frecuencia.

Algunos limpian parabrisas, otros lanzan pelotas al aire en un intento de llamar la atención. Muchos solo extienden un pedazo de cartón donde explican que buscan comida o que vienen del interior del país y no hablan el idioma local.

Foto. Javier Gallegos

No son historias de tránsito ligero ni de ingenio callejero: son las historias de familias al límite de la sobrevivencia, pidiendo dádivas en las calles.

Aunque cada diciembre incrementa esta presencia, no es un fenómeno estacional. Mexicali es una frontera en movimiento constante, marcada por flujos migratorios que combinan pobreza, desplazamientos y vulnerabilidad.

Foto: Javier Gallegos

Protección infantil

En los últimos años, organismos de protección infantil han señalado a Mexicali y Tijuana entre los municipios con más denuncias por corrupción de menores, trata y explotación vinculadas a la mendicidad forzada.

En respuesta, el Estado reformó la Ley para la Protección y Defensa de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes, obligando a autoridades estatales y municipales a prevenir, atender y erradicar cualquier forma de explotación infantil, incluida la mendicidad organizada.

Foto: Javier Gallegos

El marco legal indica que la infancia debe estar protegida de abusos, explotación laboral, trata y negligencia, garantizando su desarrollo en condiciones dignas.

A nivel nacional también se impulsa el reconocimiento de la mendicidad ajena infantil como una forma de explotación que amerita sanciones.

Foto: Javier Gallegos

Mientras está en rojo

Sin embargo, la realidad en los cruceros cuenta otra historia. Estar a unos centímetros de los autos no es solo un reflejo de pobreza: es un escenario lleno de riesgos.

La exposición a posibles tratantes, la violencia, el abuso, el abandono y la ausencia escolar marcan el presente de estos menores y mujeres.

Y aunque el DIF y otras instancias señalan que los municipios deben actuar como primeros respondientes, la mayoría de estos casos no terminan en rescate ni en protección.

Foto. Javier Gallegos

No hay seguimiento, no hay refugio disponible, no hay alternativa real para quienes ya están atrapados en esta dinámica.

Ese vacío institucional deja espacio para redes de explotación y para la repetición de un ciclo peligroso que arrebata cualquier posibilidad de una infancia plena.

Foto: Javier Gallegos

Las imágenes

Este fotorreportaje busca mostrar el rostro cotidiano de esa realidad; niños que sostienen un cartón tembloroso en el frío de la mañana; mujeres que realizan malabares para conseguir unas monedas; figuras que aparecen entre las sombras de la madrugada, esperando la luz verde para cruzar entre los autos.

Hay miradas cansadas, ropa insuficiente, signos de abandono y la evidencia de que nadie ha intervenido en su favor. La ley establece la obligación de atender estos casos.

Foto: Javier Gallegos

Ver a un niño o a una mujer pidiendo limosna en un crucero no debería ser parte del paisaje decembrino.

Cuando el semáforo cambia y los autos avanzan, ellos permanecen ahí, esperando una oportunidad. Si no se actúa pronto, esa esperanza también se perderá entre el ruido del tráfico.

Foto. Javier Gallegos

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