La ciudad donde los habitantes viajan en avión todos los días para ir al trabajo
En las remotas islas Orkney, al norte de Escocia, existe un servicio de transporte insólito: un vuelo comercial de apenas 2.7 kilómetros que une las pequeñas localidades de Westray y Papa Westray.
En muchos países de América Latina, el simple hecho de llegar al trabajo puede sentirse como una odisea. Según cifras de la Cepal publicadas en 2023, en el área metropolitana del Valle de México, los ciudadanos dedican en promedio 71 minutos al día al transporte público. Bogotá, Colombia, no se queda atrás: allí, el tiempo promedio de traslado puede alcanzar los 83 minutos diarios.
Pero mientras en estas ciudades el tiempo parece esfumarse en el tráfico o en vagones llenos, existe un lugar en Europa donde el trayecto laboral apenas dura lo que un parpadeo. Literalmente.
El vuelo más corto del mundo: menos de un minuto en el aire
En las remotas islas Orkney, al norte de Escocia, existe un servicio de transporte insólito: un vuelo comercial de apenas 2.7 kilómetros que une las pequeñas localidades de Westray y Papa Westray. Operado desde 1967 por la aerolínea regional Loganair (y no Longair, como suele escribirse por error), este trayecto es reconocido por Guinness World Records como el vuelo regular más corto del planeta.
En condiciones óptimas —con poco viento y una carga ligera— el vuelo puede completarse en tan solo 53 segundos, aunque el tiempo promedio ronda los dos minutos. El boleto cuesta alrededor de 20 libras esterlinas (unos 513 pesos mexicanos) y se ha convertido en una solución práctica para quienes viven en estas islas, al facilitar el acceso a centros de trabajo, escuelas e incluso servicios médicos.
Ocho asientos, sin baño y con vistas espectaculares
El vuelo LM711 no necesita una gran aeronave. Con una capacidad para apenas ocho pasajeros y sin comodidades como baño a bordo, esta ruta cumple dos a tres servicios diarios. Más de 80 personas dependen regularmente de este trayecto ágil y eficiente, que también se ha convertido en una curiosidad turística durante el verano, atrayendo a viajeros que buscan vivir la experiencia de “el vuelo más breve del mundo”.
Eso sí, hay que tener paciencia: entre la ida y el vuelo de regreso transcurren unas siete horas, lo que implica pasar el día en Papa Westray antes de volver a casa, indica Xataka.
Un vuelo más corto que una pista de aeropuerto
Para ponerlo en perspectiva: esta ruta aérea cubre una distancia más breve que la pista de despegue de muchos aeropuertos internacionales. Aunque también existen servicios de ferry, el avión ofrece una alternativa valiosa durante las frecuentes inclemencias del tiempo que afectan al mar.
En 2014, el Consejo de las Islas Orkney llegó a plantear la construcción de un puente que uniera ambas islas por vía terrestre, pero el proyecto no pasó de ser una propuesta, según reportó Europa Press.
Así, mientras en muchas ciudades el reloj avanza lentamente entre semáforos y estaciones, en las islas Orkney basta con subir a un pequeño avión y en menos de un suspiro, ya estás en tu destino.