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El Imparcial / Mexicali / Historias de vida

Melodías de vida: Maximino y su pasión por la música en Mexicali

Originario de Acapulco, Guerrero, y con residencia en Mexicali desde los 14 años, Maximino se ha desempeñado en distintas disciplinas, pero la música ha sido parte de su vida, la cual lo ha acompañado desde los 12 años.

Mexicali, Baja California.- Cargando su guitarra y vistiendo su sombrero, ofreciendo música para los residentes y vecinos del Ejido Michoacán de Ocampo, es como vive Don Maximino, mejor conocido como el gato de la sierra.

A los 14 años de edad llegó en compañía de su familia al municipio de Mexicali, donde encontró el amor, motivo por el cual decidió quedarse y expresar su música como forma de obtener recursos para salir adelante.

“Yo ya soy de aquí, pues sí, voy y vengo, de vez en cuando visito a la familia; dicen que los que toman agua del Río Colorado aquí se quedan, si regresan a su tierra, pero luego regresan aquí”, expresó.

Desde los 12 años de edad encontró a la que sería su mayor pasión, la música, esto tras aprender a tocar la guitarra en compañía de cuatro amigos, con los que solía juntarse para componer canciones.

Foto: Daniel Reséndiz

Fue tras una visita realizada a sus familiares que vivían en Mexicali que decidió quedarse aquí, donde se enamoró y comenzó a trabajar en su música, que con el tiempo buscó expresar a los mexicalenses, mismos que lo apodaron como el gato de la sierra.

A tantos años de su llegada, con altibajos y momentos de dificultad, todas las tardes acude al ejido Michoacán de Ocampo, donde se acerca a la gente, les toca algunas canciones y comparte su amor por la música.

“Es muy bonito, a mí me gusta mucho la alegría, ser alegre, amo la música, es a lo que me dedico, hay que aprenderle mucho, quiero compartirla con la gente”, expresó.

Don Maximino cuenta que la música se convirtió en su todo, en su acompañante durante su recorrido a lo largo de la vida, en su gran pasión, en su forma de expresarse, en su trabajo y en la forma de alegrar los momentos de las personas que se cruzan en su camino.

Con orgullo camina por los alrededores del ejido Michoacán de Ocampo en busca de algunos pesos, pero también de tocar aquello que lo acompañó desde el primer momento en que llegó a Mexicali, su música y su guitarra.

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