“Temo por mi vida y la de mi familia”: víctima de agentes de la FESC
Víctimas narran lo vivido el pasado viernes cuando un grupo de agentes federales y de la FESC irrumpieron por la fuerza en su domicilio del ejido Islas Agrarias
Mexicali, Baja California.- Los videos de dos celulares que escondieron de los agentes, así como una llamada al 911 que duró casi 40 minutos en la que pedían ayuda, fue lo que ayudó a la mujer detenida por agentes de la Fuerza Estatal de Seguridad Ciudadana (FESC) a demostrar el arresto ilegal y arbitrario.
Ante estos hechos, el titular de la Secretaría de Seguridad Ciudadana de Baja California (SSCBC), Leopoldo Tizoc Aguilar Durán, dijo que en estos operativos participaron también agentes federales, que estarían involucrados en estas irregularidades.
Ante los cuestionamientos sobre el actuar de los agentes de la SSCBC, la gobernadora de Baja California, Marina del Pilar Ávila Olmeda, dio el espaldarazo a Aguilar Durán y dijo que se mantendría en el cargo.
Elizabeth, la mujer que fue detenida el viernes y liberada el domingo por la noche al declararse ilegal su detención, narró lo ocurrido ese día y cómo esto ha afectado a toda su familia, al grado de que temen por su vida.
Dijeron que iban por gente secuestrada, luego preguntaron por dinero
El viernes por la tarde, poco antes de que terminara de preparar la comida, Elizabeth fue avisada por uno de sus hijos que había un grupo de personas encapuchadas afuera de su casa queriendo abrir los portones.
La mujer les dijo a los niños que se encontraban en la casa que se encerraran en un cuarto mientras ella iba a averiguar qué pasaba; al acercarse al portón les preguntó qué buscaban, y estos respondieron que eran policías y habían recibido una denuncia sobre personas secuestradas.
Elizabeth recuerda que se rió y que les dijo en tono de broma que, a menos que sus hijos la hayan denunciado por secuestro, no había nadie en la casa retenido por la fuerza; no obstante los agentes seguían exigiendo que los dejaran entrar.
Uno de los agentes le pidió una escalera a un vecino y así pudieron brincar por la barda y abrir el portón, por lo que Elizabeth corrió al interior de su casa y luego se atrincheraron en la puerta por temor.
En todo ese tiempo ninguno de los agentes se identificó ni mostró alguna orden de cateo; mientras tanto Elizabeth llamó al 911 para pedir ayuda de otras corporaciones para que pudieran verificar si las personas afuera de su domicilio eran en realidad agentes policiales.
Los adolescentes y niños que se encontraban en el domicilio se encontraban asustados mientras escuchaban a las mujeres adultas llorar de miedo y gritar de impotencia.
Elizabeth dejó pasar a uno de los oficiales para que revisara que en el domicilio no había nadie secuestrado, pero luego se dio cuenta que fue un error cuando este le dio acceso a los demás agentes.
Con voz trémula y al borde del llanto, Elizabeth recordó cómo sus hijos comenzaron a correr del miedo y uno de sus niños, de 2 años de edad, estiraba los brazos para que lo abrazaran mientras lloraba.
“No encontraron a nadie secuestrado y los agentes comenzaron a vaciar los cajones de los muebles de todos los cuartos y comenzaron a preguntar que si dónde estaba el dinero”, señaló. De pronto, el caso ya no se trataba de personas secuestradas.
“Nos tenemos que llevar a alguien detenido”
Tras encontrar el dinero y asegurar que habían encontrado en la casa dos armas de fuego, una de las cuales se observa en un video que es lanzada a la cama por uno de los agentes, quien consideraron como el encargado les dijo que tendrían que llevarse a alguien detenido.
En el domicilio, se encontraban como adultos Elizabeth y su cuñado, un hombre diabético al que golpearon y le apuntaron con una pistola en la cabeza para que dijera que trabajaba para un cartel.
Elizabeth se ofreció a que la llevaran a ella como detenida pues la habían amenazado con hablar a trabajadores sociales para que le quitaran a sus hijos. “Yo confié en ellos, de que si me llevaban a mí dejaban a mis hijos en paz, pero no fue así, maltrataron a mis hijos”, comentó.
“Dices que te hallaste el dinero en una caja en la calle”
A Elizabeth se la llevaron detenida junto con el dinero que se encontraba en su casa, que es agricultor y un empresario transportista. Cuando la sacaron del domicilio observó que también se llevaban su carro, y lo justificaron diciendo que “era para llevar el dinero”.
Afuera de su casa se encontraba su cuñada Fabiola, a quien le había hablado momentos antes cuando los agentes buscaban irrumpir en su casa. Los agentes la habían esposado porque había llegado grabando y cuestionando el actuar de los oficiales; luego la liberaron.
A Elizabeth la llevaron a la comandancia de la FESC, le quitaron su teléfono y le hicieron que entregara la contraseña para desbloquearlo, lo que luego se dio cuenta les sirvió a los agentes para borrar videos que ella había grabado de la irrupción de los oficiales.
Momentos después le tomaron una fotografía donde se encontraba una mesa con el dinero, armas y cartuchos así como agentes estatales y militares uniformados; luego la llevaron a realizar un certificado médico, donde, asegura, no le preguntaron nada, a pesar de que presentaba lesiones.
Elizabeth fue presentada ante la Fiscalía General de la República (FGR) donde pudo ver a sus abogados, quienes ya contaban con las evidencias de lo que había ocurrido, así como el llamado al 911, lo que ayudó a demostrar la ilegalidad de su detención.
Ella recuerda que en el exterior de la FGR, mientras le aseguraban que llenaban papeleo, uno de los agentes le dijo que todo iba a ser sencillo, que solo dijera que ese dinero se lo había encontrado en una caja en la calle o que dijera que había llevado su carro a lavar y ahí se lo habían puesto.
“Sacaron arrastrando a mis niños”
Marlene, una mujer que vive dentro del predio rentando un departamento contiguo a la casa principal, también fue víctima de los agentes, aunque hasta este miércoles no había interpuesto la denuncia en su contra.
Ella se encontraba junto con sus tres hijos en el lugar y los agentes le cortaron el suministro de energía eléctrica para luego ingresar por la fuerza y esto provocó que uno de sus hijos, de 7 años de edad, se desmayara.
“A mis niños me los sacaron arrastrando y jaloneando (...) los niños quedaron traumados, no han ido a la escuela, no quieren ni salir, cambiaron desde que pasó eso”, comentó.
En su casa no encontraron nada ilícito y asegura que solamente se llevaron dinero que tenía en su bolsa y carteras que fue de aproximadamente 3 mil pesos, así como algunos objetos de valor.
Tanto Marlene como Elizabeth temen por su vida y la de sus familias, pues a pesar de que formalizaron las denuncias por lo ocurrido, aseguran que no se les han brindado medidas de protección.
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