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Carlos Monsiváis y la frontera

La frontera es el tema toral de nuestro tiempo.

Gabriel  Trujillo

La frontera es el tema toral de nuestro tiempo. En esta era global, la aldea ha vuelto a tener relevancia, la región ha regresado por sus fueros. Y es que las aldeas globales que ahora son las ciudades fronterizas del norte mexicano comienzan a crear su propio discurso-descripción de los hechos, su propia visión regional-cosmopolita. Así, la experiencia fronteriza deja atrás las figuras del pionero, del emigrante y de la nostalgia por el solar nativo para asumirse, con ironía y desparpajo, como escritura fronteriza en lengua, cultura y modos de vida. La experiencia de convivir con el otro de forma cotidiana sin perder la idiosincrasia mexicana. Lo fronterizo como una doble heterodoxia: frente a la cultura americana del gozo perpetuo y frente a la cultura nacional de la culpa y la divina providencia. De esta manera, lo fronterizo es considerado una revelación de las paradojas anímicas que el ser humano vive y padece, sueña y descubre, en esta zona del mundo. Es, en definitiva, una forma de ser extremadamente libre en sus apuestas y ambiciones, en sus influencias creativas y en sus confluencias culturales. Una cultura que, al mismo tiempo, se muestra fascinada y crítica de la realidad fronteriza: por su precario equilibrio entre lo tradicional y lo moderno, entre lo establecido y lo marginal, entre lo central y lo periférico, entre lo arcaico y lo futurista. La frontera, como todo universo literario, es un sitio habitado por los símbolos encarnados del buen salvaje y el progreso tecnológico, de la violencia criminal y la utopía de los espacios abiertos. Las contradicciones de la condición humana en su estado límite. Porque al final de cuentas, la frontera que aparece, a ojos de propios y extraños, es también nuestra frontera: si la leemos con cuidado, si nos atreves a vivirla como una mancha de Rorschach: esa imagen a nuestra entera semejanza, a nuestra incierta libertad, donde lo que vemos es lo que somos desde tantas y tan distintas perspectivas.

Ya lo dijo Tom Miller, el periodista latino que ha hecho su trayectoria profesional en los Estados Unidos: “La frontera pertenece a todos y todos podemos aprender mucho de la perspectiva de sus visitantes como ellos pueden hacerlo del punto de vista de los que aquí hemos crecido… Los escritores que se han aproximado a la frontera desde el norte tienen un sentido olfatorio muy distinto de aquellos que la contemplan desde el sur. Lo mejor de ambos grupos es el conocimiento que se trasluce en sus textos, las palabras de ambos países que se mezclan en una tierra que, a nivel literario, es de todos… Para unos, la frontera es el mundo en sí mismo mientras que para otros es sólo un alto en el camino.” De esta manera, la frontera entre México y los Estados Unidos ha servido como un estímulo creativo, periodístico y académico para que muchos interesados, de ambos países, se hayan acercado a ella para verla y describirla según sus juicios y prejuicios. Y de esta forma han explorado, desde el siglo XIX hasta nuestros días, sus fricciones y milagros, sus escenarios y personajes, para tratar de descifrar la original singularidad que la caracteriza, para comprender sus aportaciones comunitarias y entenderla en su convivencia diaria, en su intercambio constante de personas y productos, pero también de ideas y reflexiones pertinentes para todos los que en ella vivimos y trabajamos ycreamos en plena línea internacional.

Entre los escritores que se han dejadode lado sus prejuicios y han buscado estudiar el entorno fronterizo a fondo, sin filtros centralistas ni anteojeras ideológicas,destaca, del lado mexicano, Carlos Monsiváis (1938-2010). Hacia 1981, Carlos Monsiváis veía que del lado mexicano de la frontera era una cultura difícil de comprenderen sus logros creativos. Pero la frontera yaera, para entonces, un semillero de proyectos artísticos y creadores originales que,con el transcurso del tiempo, relevancia encada uno de los espacios creativos y su impacto se dejaría sentir en todos los aspectosde la cultura nacional. Pero nuestro autorno se contentó con sus primeras percepciones y para principios del siglo XXI, la frontera ya era, según sus propias palabras,“todo un proyecto de arte y de humanización artística”, donde todas las rutas del arte cabían sabiéndolas imaginar, donde locreado en nuestra entidad enriquecía a lacultura mexicana y se transformaba en columna vertebral de nuestra diversidad como nación en marcha. Tal fue su aportación a la cultura regional.

*- El autor es escritor, miembro de la Academia Mexicana de la Lengua.

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