El agua como punto de partida

La Ley de Aguas Nacional, como todo asunto controvertido en el país, no estuvo exento de hartas fake news, falta de información científica y clara, politización electorera de los partidos políticos, ausencia de datos duros del gobierno y confusión del proceso parlamentario.

La visión y modelo que se tiene del sistema del manejo de agua, de la transferencia y asignación de concesiones, data de 1992. Sí, es un sistema neoliberal que hasta el día de hoy beneficia a las grandes empresas e industrias, además que se aprovechó para instaurar un sistema de corrupción en los Módulos de Riego, en donde no solamente se beneficiaron algunos productores agrícolas gandallas, también políticos ligados al PRI, al PAN y hoy a MORENA.

De nueva cuenta, Mexicali fue el escenario de las protestas que puso en aprietos al gobierno federal y estatal. Después de aprobada la Ley de Aguas, la única manifestación que se mantuvo y arreció fue en la capital de Baja California, tierra históricamente combativa cuando se trata de defender el campo y el agua.

La gobernadora tuvo el tino (tarde, pero al final se logró) de sentar a todos en un mesa informativa y de trabajo para que, durante 9 horas continúas, se desglosara la Ley y se atendiera las inquietudes de los agricultores del Valle de Mexicali. En esa reunión no solamente se tumbaron todos los “mitos” de la legislación, también sirvió para que las autoridades estatales y federales se sensibilizaran con las dificultades del campo cachanilla.

De los 10 puntos que se abordaron, casi todos pasaron en mutuo acuerdo, a excepción de la venta de agua a particulares, específicamente el recurso hídrico que el Módulo de Riego 014 vende a Tijuana y a una lista larga de proveedores que van desde bancos como BBVA, también a inmobiliarias y desarrolladoras de viviendas, a Fevisa, Zahori, a La Harinera y hasta la Siderúrgica, entre otras.

El punto central es que el agua concesionada a los productores agrícolas para la siembra no tiene impuestos, solamente tienen que pagar sus permisos anuales libres de gravámenes. Pero, los Distritos de Riego (que son organismos privados que administran el agua) la venden al precio que quieren, por lo tanto estas empresas que se dedican a actividades industriales terminan siendo las ganonas, ¡claro!, de igual forma el beneficio se concentra en el grupo operador del Módulo de Riego.

Por ejemplo. El Distrito de Riego 014 vende (libre de impuestos y a su libre albedrío) 80 millones de metros cúbicos anuales al Gobierno del Estado para dotar de agua a Tijuana, lo que representa 110 millones de pesos cada año, pues según datos oficiales de CONAGUA, este organismo privado de agua que administra la distribución del recurso hídrico concesionado a los usuarios (agricultores) cobra 13 mil pesos por hectárea, es decir, para que los tijuanenses tengan agua para uso diario, el Módulo de Riego 014 vende el agua de 38 mil hectáreas del Valle de Mexicali.

Tampoco se trata de satanizar ni criminalizar a los productores, pero sí de señalar que a nivel nacional los Módulos de Riego carecen de transparencia y entre los mismos agricultores señalan corruptelas en la administración del dinero.

Se debe poner en el ojo público a las empresas gandallas y administradores agrícolas que le han apostado a la mercantilización del agua. Pero, no debemos pasar de largo que dentro del 15% de agricultores que venden su agua están campesinos que fueron aplastados por el modelo neoliberal salinista y el abandono al campo al que también MORENA ha abonado, por lo que no les quedó de otra que ganar dinero con su agua concesionada, pues están en cartera vencida y ya no tienen nada para sembrar.

REFLEXIÓN EN VOZ ALTA: Coincido con los agricultores cuando advierten que si el agua que no utiliza para la siembra regresa a CONAGUA no nos garantizan que este organismo gubernamental lo distribuirá correctamente, pues también históricamente ha sido evidenciado por corrupción.

*- El autor es periodista de Baja California.