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La marcha adultocentrista

Creer que todxs pensamos y queremos lo mismo sería un fallo de la democracia.

Jorge  Heras

Creer que todxs pensamos y queremos lo mismo sería un fallo de la democracia, en cuya esencia radica el pluralismo y el reconocimiento de la diversidad de ideas, NO en la uniformidad del pensamiento. Por mucho que MORENA y Sheinbaum presuman que tienen el 70% de las aprobación del país, no se puede asumir una homogeneidad ideológica o pensar que todos estamos a favor de un mismo proyecto de nación que no tenga modificaciones, más aún cuando históricamente el pueblo de México ha estado polarizado.

Sin embargo, tampoco se debe creer que la marcha multitudinaria que se registró en más de 80 ciudades del país va a derrocar a un gobierno, menos cuando los poderes fácticos (como un sector poderoso del empresariado) insisten en una revocación de mandato con fines partidistas electoreros, o incluso en un absurdo intento de golpe de Estado.

Este fin de semana hubo dos tipos de marchas: la que ocurrió en la capital del país y la que se gestó en la capital de Baja California. En la primera, hubo grupos de choque de todo tipo, tanto los denominados bloques negros de “jóvenes” hasta los adultos que agitaban a la gente para llegar e ingresar a Palacio Nacional; algunos hasta llevaron martillos, cadenas, cuerdas y hasta una motosierra para cortar las vallas de metal. Claramente iban para tener una imagen de destrucción como estandarte de la protesta. Por ello se dio la batalla campal con los policías “granaderos”, en donde también hubo represión.

En cambio, en Mexicali, los mismos manifestantes corrieron a quienes buscaron radicalizar la protesta.

En principio se pensó que era sabotaje de las mismas autoridades, pero, al final con la detención de uno de los jóvenes que llegaron en motocicleta con los cascos puestos en todo momento, se evidenció que no era así.

Se debe reconocer que las personas llegaron por sus propios medios y que hubo nuevos grupos de manifestantes. Que existe una conciencia política en la comunidad cachanilla que a la primera llamarada despierta. Como lo escribí anteriormente, estas protestas le vienen bien a la democracia y a las ganas de una nueva generación politizada que exige rendición de cuentas y se asume como apartidista.

Pero, en las protestas que se registraron a lo largo y ancho del país no hubo la cantidad de jóvenes que esperaban.

¿Por qué creen?, pues fue más que evidente que la marcha no la organizó la Generación Z (personas menores de 29 años). Fue diseñada con marketing político aprovechándose del asesinato de un líder como Carlos Manzo y del notorio e histórico descontento social por la violencia e inseguridad que vive el país.

En tierras cachanillas estuvieron prácticamente los mismos grupos que participaron en la “carnita asada” y los que públicamente manifiestan su rechazo a Marina del Pilar, MORENA y los gobiernos de izquierda (las tres son muy diferentes). Incluso había algunos líderes sociales que buscan formar nuevos partidos políticos.

Esto no quiere decir que la marcha sea menos importante, el problema es que bajo la premisa de que una mayoría nos sentimos inseguros (según cifras de INEGI), la visión de la marcha fue adultocentrista, además forzaron y no reconocen que esta protesta no fue organizada y liderada por jóvenes. Es más que notorio que las juventudes tienen otras prioridades en su agenda, como la economía, salud y vivienda.

Lo lamentable fue la respuesta de la presidencia del país. Sheinbaum se equivocó. Se empecinó en deslegitimar la protesta y en evidenciar quienes convocaban, en lugar de analizar a fondo el motivo de la marcha y contestar en razón de su política de seguridad sin mostrar números alegres.

REFLEXIÓN EN VOZ ALTA: En San Quintín, a diferencia de la mal llamada protesta de la “Generación Z”, durante dos días bloquearon la carretera contra la administración de Miriam Cano y por los abusos de autoridad de la policía municipal. Lograron la destitución del Director de la Policía, mesas de trabajo con la Gobernadora y el Congreso, además de la promesa de que no subirá el impuesto predial.

* El autor es periodista de Baja California.

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