Un mártir de nuestros tiempos

Mel Gibson sorprendió al mundo hablando de la muerte de Charlie Kirk, al afirmar: No fue un hecho aislado, sino un crimen de las élites un ataque directo contra los cristianos y una señal de la guerra del mal contra el bien. Su voz puso en palabras lo que muchos ya sospechaban, Kirk no cayó solo por la bala del joven radicalizado, su asesinato se entiende cuando vemos el mapa de enemigos que lo rodeaban, al transformarse en un obstáculo real para el sistema, despertando a millones de jóvenes, y no callarse frente a los poderosos, porque había empezado a unir política con fe.

Charlie Kirk era un joven de 31 años, esposo, padre de dos pequeños y fundador de “Turning Point”, organización que levantó cuando tenía 18 años. Su objetivo: Dar voz a estudiantes conservadores en universidades donde dominaba el progresismo. Su estilo era directo, iba a los campus, se ponía frente a cientos de jóvenes abriendo el micrófono para debatir. Les decía que estaban siendo adoctrinados, que el marxismo cultural estaba destruyendo la universidad, que la ideología de género era un fraude. Con el tiempo se convirtió en la voz más influyente de la juventud conservadora, pero en su vida personal había algo que lo volvía más incómodo para sus enemigos: su fe.

Charlie era alguien que los llamaba a volver a la fe, a defender su identidad cristiana, a no tener vergüenza de hablar de Dios en público, un líder espiritual que lo volvía todavía más peligroso, por lo cual tenía muchos enemigos; sabía que estaba en la mira de la izquierda radical. En cada universidad a la que iba, lo esperaban grupos de estudiantes organizados para insultarlo, interrumpirlo, ridiculizarlo. En redes sociales era blanco de campañas de odio constante, lo llamaban fascista, racista, transfóbico, misógino, acompañadas de amenazas directas contra él y su familia. Por eso empezó a usar chaleco anti balas. Lo que más enfurecía a los sectores woke, era su frontal oposición a la ideología de género; hablaba contra la cirugía de cambio de sexo en menores, contra el adoctrinamiento en las escuelas, contra la imposición del lenguaje inclusivo, Para muchos Charlie era el anti modelo de todo el progresismo. Por eso la izquierda radical se convirtió en el primer sospechoso de su muerte.

¿Quién mató a Charlie Kirk? Taylor Robinson, estudiante de quien su padre dijo haber creado con valores, pero siendo universitario, dejó la iglesia y empezó a actuar negativamente. Lo que Tyler nunca imaginó fue que la muerte de Kirk, despertó la conciencia en millones de jóvenes. Este fin de semana, las iglesias en todo Estados Unidos estuvieron llenas buscando a Dios. En diferentes estados, miles de jóvenes salieron a la calle, alabando a Dios, y gritando ¡Jesús es el Rey! En países, como España, Australia, Reino Unido, entre otros, miles de personas con fotos de Charlie, se manifestaron cantando alabanzas a Dios algo inimaginable.

Charlie Kirk ha sido un mártir, y la sangre de los mártires son siempre semilla fecunda para el cristianismo. El ya no está aquí, pero su legado permanecerá en miles de jóvenes a quienes con su palabra, su ejemplo y su vida llevó a conocer y a amar a Dios, defender la Libertad, la Verdad y la Vida.

*- La autora es consejera familiar.