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El talento como clave de un México competitivo

“Las grandes empresas no se construyen sobre la base de un único talento, sino sobre la capacidad de atraer y desarrollar a las personas adecuadas.”Jim Collins

Salvador Maese Barraza

En un mundo cada vez más globalizado, la industria de exportación se ha convertido en un pilar fundamental para el desarrollo económico de muchos países. Sin embargo, para que esta industria continúe prosperando, es esencial contar con un recurso humano altamente capacitado y alineado con las necesidades del mercado. En este contexto, la formación de nuevas generaciones de egresados en carreras técnicas se presenta como una estrategia clave para atender las demandas específicas de este sector.

Las carreras técnicas ofrecen una formación práctica y especializada que permite a los estudiantes adquirir habilidades concretas y conocimientos aplicables en el mundo laboral. A diferencia de las carreras universitarias tradicionales, que a menudo se centran en teorías más amplias, los programas técnicos están diseñados para preparar a los estudiantes para enfrentar desafíos específicos y adaptarse rápidamente a las exigencias del entorno laboral.

Esto es especialmente relevante en la industria de exportación, donde la eficiencia, la calidad y la innovación son esenciales para competir en un mercado global. Uno de los aspectos más importantes de perfilar nuevas generaciones de egresados en carreras técnicas es la capacidad de responder a las necesidades cambiantes de la industria.

La globalización y el avance tecnológico han transformado la manera en que las empresas operan, lo que requiere un perfil profesional que no solo esté bien preparado, sino que también sea flexible y capaz de adaptarse a nuevas tecnologías y procesos. La formación técnica debe incluir contenidos sobre digitalización, automatización y sostenibilidad, áreas que están ganando relevancia en la industria de exportación. Además, es crucial fomentar alianzas estratégicas entre instituciones educativas y empresas del sector exportador.

Estas colaboraciones pueden facilitar la creación de programas de formación que se alineen con las necesidades específicas del mercado laboral. Las empresas pueden aportar su experiencia y conocimiento sobre las habilidades más demandadas, mientras que las instituciones educativas pueden adaptar sus currículos para preparar a los estudiantes en consecuencia. Este enfoque no solo mejora la empleabilidad de los egresados, sino que también contribuye al crecimiento y competitividad de la industria. Otro aspecto a considerar es la promoción de la cultura exportadora entre los jóvenes.

En mis recientes participaciones en foros relacionados con este tema, veo a estudiantes, participativos y entusiastas, pero muchas veces, no son conscientes de las oportunidades que ofrece el sector exportador y las diversas carreras técnicas disponibles. Es fundamental implementar programas de orientación vocacional que muestren la relevancia y el potencial de estas profesiones, así como el impacto positivo que pueden tener en el desarrollo económico del país.

Al despertar el interés por las carreras técnicas relacionadas con la exportación, se puede atraer a más jóvenes talentosos hacia este camino profesional. Finalmente, no se puede subestimar la importancia de la formación continua. La industria de exportación está en constante evolución, y los egresados deben estar dispuestos a actualizar sus conocimientos y habilidades a lo largo de su carrera profesional. Las instituciones educativas deben ofrecer programas de capacitación continua y certificaciones que permitan a los profesionales mantenerse al día con las tendencias y tecnologías emergentes.

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