Juanita Valdez: artista y maestra
Desde que comencé a visitar la Galería de la Ciudad en la ciudad capital de Baja California.

Desde que comencé a visitar la Galería de la Ciudad en la ciudad capital de Baja California, hacia 1981, tuve la suerte de hacerme amigo de muchos de los artistas visuales que en ella exponían sus obras, como el pintor Manuel Aguilar, el muralista Carlos Coronado, los grabadores Francisco Arias y Rodrigo Muñoz y Salvador Romero, la pintora y promotora cultural Ruth Hernández, el periodista cultural Sergio Búrquez, los fotógrafos Arturo Esquivias, César Cárdenas, Arturo Casillas, Anita y Charles Williams, así como a otros creadores más jóvenes como Kathery Mónica García, Jacqueline Barajas, Ramón Villegas y Odette Barajas, entre muchos otros y otras.
Por trabajar en la Dirección General de Extensión Universitaria de la UABC, pronto fui testigo de la inauguración de la Galería Universitaria en el Campus de nuestra máxima casa de estudios, bajo la tutela del escultor Elmer Alberto. Allí, en esas inauguraciones con corte de listón y conversaciones con vaso de vino en la mano –entonces la UABC todavía permitía las bebidas alcohólicas en sus instalaciones- es que conocí al profesorado de la Escuela de Arquitectura, entre quienes figuraban Jorge Núñez, Mario Macalpin, Benjamín Olea y Rubén García Benavides. Don Rubén era el profesor de dibujo de esa unidad académica y, a la vez, era ya entonces un reconocido artista de primer orden. A García Benavides siempre lo acompañaba su esposa y compañera de viajes, la escultora Juanita Valdez. El uno no era sin la otra.
Rubén era oriundo de Jalisco y Juanita de Sinaloa, donde nació en 1937. Ambos habían llegado a mediados de la década de los años cincuenta a Mexicali, cuando Baja California apenas empezaba su camino como estado libre y soberano, el 29, de la Federación Mexicana. Rubén y Juanita, como migrantes avecindados en la frontera, se conocieron tomando clases en la escuela José Clemente Orozco, también recién fundada por el gobierno estatal, presidido en aquel tiempo por el licenciado Braulio Maldonado. Esta escuela, instalada precariamente en el interior de la Escuela Cuauhtémoc, a unos pasos de la línea internacional y en la siempre populosa avenida Madero, fue el sitio donde ambos entablaron amistad y donde ambos descubrieron que eran tal para cual. La diferencia es que, mientras muchos artistas de aquella generación pionera se inclinaron por la pintura, como lo haría el propio García Benavides, Valdez se decantó por el arte de la escultura. Junto con Ruth Hernández, dio la pelea por abrir espacios para las mujeres en el medio artístico. Su labor en pro de la escultura, del arte tridimensional, la hizo una maestra ejemplar que acabó dando clases y talleres en el Instituto de Bellas Artes del Estado, donde sus lecciones influyeron en centenares de sus alumnos.
Como escultora, Juanita siempre contaba con opiniones sobre el arte que decía, a propios y extraños, con sabiduría y contundencia. Le encantaba jugar en las maquinitas, sentarse en la cafetería de moda platicando animadamente, recorrer las exposiciones del Centro Estatal de las Artes ofreciéndome sus juicios de valor, su crítica pertinente sobre las obras en exhibición. Por otra parte, Juanita fue parte integral de la legendaria cooperativa independiente José García Arroyo, que tanto impulsó a los jóvenes artistas de la entidad y que se mantiene vigente hasta nuestros días. En tal sentido, fue una promotora cultural que apreciaba la pasarela delarte, pero más apreciaba el trabajo bienhecho, la consistencia formal, la disciplina creativa.
Muchas veces visité la casa de la familia Benavides-Valdez, a un lado del campus principal de la UABC, en Mexicali. Juanita era una mujer activa, llena deplanes y proyectos creativos. Siempre delbrazo de don Rubén, pero nunca fue unafigura secundaria. Siempre era ella la queponía en calma el temperamento tempestuoso de su marido artista. Su signo fue laconciencia alerta, el equilibrio, el decir lascosas por su nombre. Por más que muchoslo intentaran, Valdez fue una creadora quehizo su trayecto creativo por sus propiosmedios, abriéndose paso con un trabajoescultórico que debió merecer más atención de la crítica especializada.
En 2024, Juanita falleció. Con su muerte finalizó una época del arte en Mexicali. La de los maestros pioneros. La de losfundadores de las instituciones culturales. Esperemos que pronto se publique unlibro que englobe las contribuciones de lasartistas bajacalifornianas a la esculturamexicana. En él la obra de Juanita Valdezdeberá tener un sitio prominente. Comoella lo merece.
*- El autor es escritor, miembro de la Academia Mexicana de la Lengua.
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