La frontera norte: entre el aparente crecimiento y la urgencia de reinvención
El norte de México vive hoy una paradoja económica que refleja la dualidad de su modelo exportador.

“La victoria pertenece a quien sabe cuándo concentrarse y cuándo diversificar”.
Sun Tzu, flexibilidad táctica ante amenazas cambiantes.
El norte de México vive hoy una paradoja económica que refleja la dualidad de su modelo exportador. Por un lado, los datos del primer trimestre de 2025 muestran una aparente fortaleza, de acuerdo al INEGI un crecimiento del 4% en exportaciones (149,253 millones de dólares), con sectores como maquinaria industrial (+50.2%) y productos mineros (+31.9%) liderando el desempeño . Estados Unidos, destino del 84% de estas ventas, sigue absorbiendo la producción manufacturera de estados como Nuevo León y Guanajuato, donde la industria automotriz y de autopartes teje redes globales de valor . Sin embargo, esta dependencia se ha convertido en un talón de Aquiles. La amenaza de aranceles del 25% anunciados por la administración Trump —justificados como respuesta a la migración y el tráfico de fentanilo— ha obligado a las empresas a adelantar envíos, distorsionando temporalmente las cifras y ocultando una fragilidad estructural.
La región enfrenta lo que algunos analistas llaman “la trampa de la eficiencia”: ser demasiado buena en un modelo insostenible. Mientras Monterrey y Tijuana se llenan de naves industriales para el “nearshoring” — buscando optimizar la logística binacional— persisten rezagos críticos: cruces fronterizos saturados que encarecen la operación en un 15-20%, y una brecha tecnológica que limita la transición hacia manufactura 4.0 . El superávit comercial de 1,097 millones de dólares es un espejismo que podría evaporarse en el segundo semestre, cuando se agoten los inventarios acumulados por las empresas ante el miedo arancelario .
Aquí yace el dilema existencial del norte: su éxito se construyó sobre pilares que ahora se resquebrajan. La integración con EE.UU. a través del T-MEC ya no es garantía de estabilidad, sino un campo minado donde las reglas cambian con cada declaración presidencial en Washington . El gobierno mexicano ha respondido con iniciativas, pero estas parecen insuf icientes frente a la magnitud del desafío. La verdadera reinvención requerirá más que ajustes logísticos: demanda diversificar mercados (aprovechando foros como la Cumbre BRICS donde México participa como invitado), profesionalizar a los 2.5 millones de trabajadores informales de la frontera, y convertir corredores como Tijuana-Tecate y Mexicali en hubs de innovación, no solo de mano de obra barata.
El norte de México está en una encrucijada histórica. Puede conformarse con ser la fábrica reactiva de EE.UU., sujeta a sus vaivenes políticos, o puede usar su capital humano y geográfico para rediseñarse como un nodo de alta tecnología en cadenas globales más diversas. Como escribió Octavio Paz: “Al mexicano lo define no su pasado, sino cómo resuelve su contradicción”*. Hoy, esa contradicción es exportar prosperidad mientras se importa vulnerabilidad. Resolverla exigirá mirar más allá de la frontera norte —y del cortoplacismo— para navegar hacia un puerto menos dependiente de los vientos cambiantes de Washington.
*- El autor es Presidente de Index Mexicali.
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