De la historia como madre de la ficción
La historia, dicen muchos de los que se dedican profesionalmente a exhumar el pasado.

La historia, dicen muchos de los que se dedican profesionalmente a exhumar el pasado, una manantial de hechos y datos y nombres prestigiosos. La historia como realidad que exige se le atienda realísticamente. Pero yo veo la historia como madre de la ficción. De los hechos históricos nace una curiosidad por acudir al encuentro de nuestros antepasados y averiguar cómo llegaron a legarnos un mundo como el que hoy, para bien o para mal, vivimos. Y entonces cada quien inventa sus héroes y villanos, cada quien cuenta la historia a su modo y a su conveniencia. Y la va convirtiendo en leyenda, en mito, en novela, en narrativa donde lo ficticio se enreda inexorablemente con lo real. Relato lleno de prodigios y sorpresas y coincidencias que, al leerlo, parece más un cuento de las mil y una noches que un tratado meticulosamente redactado sobre lo que pasó, cómo sucedió y cuáles fueron sus causas y consecuencias para todos nosotros.
Debo empezar diciendo que nadie me enseñó a interesarme por la historia de Baja California, a tratar de comprenderla en todas sus dimensiones, en aquilatar sus logros y tropiezos, sus luces y sus sombras. Ciertamente mis padres y mis profesores me enseñaron a sentirme orgulloso de ser mexicano. Pero mi orgullo regional provino de mi voluntad por descubrir, a mis veintitantos años de edad, quién era yo como hijo nativo de esta entidad. Mi educación bajacaliforniana, aunque tardía, tuvo su centro en el diálogo académico con personajes de la talla de David Piñera, Adalberto Walther Meade, Celso Aguirre y Valdemar Jiménez Solís, entre muchos otros. De ahí viene mi impulso por escudriñar lo norteño, lo fronterizo, lo desértico, lo bajacaliforniano, lo mexicalense. Piezas fundamentales que fueron completando mi sentido de pertenencia, mi discurso de identidad, mi anhelo por entender cómo es que soy quien soy.
Si al principio, como escritor, me dediqué a hacer ensayos, crónicas y reseñas sobre Baja California, su historia, su presente y su porvenir, con el paso del tiempo esos temas regionales pasaron a mi obra de creación. Tal tendencia la pueden observar en mi narrativa policiaca, donde ciertos episodios de nuestro pasado salen a relucir, desde la muerte de gobernantes a movimientos de protesta por la salinidad, pasando por el trato dado a la comunidad japonesa durante la Segunda Guerra Mundial. Pero a partir de finales del siglo pasado, con novelas como Conjurados (1999), Highclowd (2006), Transfiguraciones (2008) y en especial de Moriremos como soles (2011), que es una narración épica, a muchas voces, de la revolución floresmagonista de 1911, empecé a desplegar la historia de Baja California como una narrativa de ficción, donde los hechos del pasado se tejieran con el hilo de la imaginación.
En esta cantera temática, donde el pasado bajacaliforniano sirve de escenario para obras fantásticas y realistas por igual, ahora puedo incluir dos novelas escritas a últimas fechas: El hombre fuerte del circo (2020), donde he vuelto a Baja California, sólo que en esta ocasión es nuestra entidad en 1920, en el momento mismo en que el régimen del coronel Esteban Cantú llegaba a su fin. Esta obra la escribí para volver a la vida personajes tan importantes para el desarrollo de la frontera norte como Jack Johnson, Dashiell Hammett, Héctor González, Rafael Corella, Facundo Bernal y Adolfo Wilhelmy. Esta es una historiade aventuras entre la tiranía y la libertad,donde aparecen desde revolucionarios floresmagonistas hasta la comunidad china,desde verdugos mochaorejas hasta empresarios teatrales, desde indios cucapá hastapoetas periodistas.
Y lo mismo va para mi novela El país delas hormigas rojas, La saga de Olleyquotequiebe en el confín del mundo (UABC-Lectorum ediciones, 2022), que es un viaje anuestro pasado colonial, un salto de cerca de 250 años para descubrir que los percances y fricciones que existieron en 1781,a la orilla del río Colorado, entre los misioneros franciscanos y las tropas colonialesde la Nueva España contra los nativos yuma, tuvo como resultado que estos terminaran sublevándose, creando una rebelión indígena que puso los cimientos parael derrumbe del imperio español en el norte de México. El país de las hormigas rojases una novela épica donde el pasado es unrastro de sangre en pleno desierto, dondeel choque de dos culturas retumba aun hoyen día como un signo de advertencia. Porque al final de cuentas, el relato de un suceso histórico tarde o temprano se vuelveficción, leyenda a contar, mito comunitario.
*- El autor es escritor, miembro de la Academia Mexicana de la Lengua.
Sigue nuestro canal de WhatsApp
Recibe las noticias más importantes del día. Da click aquí