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Desaparecer en Baja California

El incremento de fosas clandestinas en Baja California es una realidad.

Jorge  Heras

El incremento de fosas clandestinas en Baja California es una realidad. El crimen organizado entendió muy bien que las omisiones de las corporaciones policíacas y las deficiencias de la Fiscalía era tierra fértil para hacer de varias zonas del Estado unos cementerios clandestinos, ya sea para dilatar la investigación de un homicidio borrando huellas del asesinato, para dejar un mensaje entre los mismos grupos criminales o simplemente por la cantidad de cadáveres optaron por enterrarlos en zonas desérticas y agrestes.

Cuenta la leyenda que las primeras fosas clandestinas en Baja California fueron hechas por el grupo de choque que fungía como guardaespaldas del Gobernador, Braulio Maldonado: Los Chemitas.

Según las versiones de quienes vivieron en Mexicali en la década de 1950, durante la gestión del primer mandatario que tuvo Baja California como Estado 29, este grupo liderado por José María (de ahí el apodo de los Chemitas) era el represor de todo movimiento en contra del titular del Ejecutivo, al grado de enterrar en la Laguna Salada a los hombres que asesinaban en el Valle y la ciudad. Por eso cuando nuestros abuelxs hablan de cementerios clandestinos inmediatamente se remontan a Los Chemitas y la Laguna Salada.

Ahora la historia es diferente. Gracias a los colectivos de familias de víctimas de desaparición forzada, a reportes periodísticos y al trabajo que hacen organización de la sociedad civil como “Elementa DDHH”, podemos saber de manera científica el número y condiciones de las fosas clandestinas en Baja California. Ya no se trata de leyendas de nuestras ciudades, ahora es la realidad de la violencia que nos acecha desde hace más de dos décadas, incluso desde antes de la Guerra de Calderón contra el Narco. La primera ola de desapariciones forzadas data de los tiempos del Procurador de Justicia, Antonio Martínez Luna (2001-2007), quien en 2014 fue llamado a comparecer en el Juzgado Primero de Distrito en Mexicali por el expediente de la desaparición del ex agente de la Policía Ministerial, Diego Hernández Leyva, hijo de Irma Leyva, coordinadora del Colectivo Madres Unidas y Fuertes.

Desde 2009, fecha en que la Fiscalía del Estado registró la primera fosa clandestina en BC, hasta marzo del 2025 (última actualización) se han localizado 415 fosas clandestinas, en donde se han hallado 417 cadáveres y 2 mil 066 restos óseos.

El equipo multidisciplinario internacional “Elementa DDHH” ha realizado el trabajo más completo sobre las desapariciones forzadas en México, cuenta con un capitulo para nuestra entidad que han nombrado como el título de esta columna. Este tipo de trabajos con sus estadísticas nos han ayudado a dimensionar la gravedad de la situación que viven miles de familias en BC.

Los datos que arroja ELEMENTA indican que en esta entidad fronteriza hay 17 mil 306 personas desaparecidas, pero esa cifra no está actualizada porque no lo ha permitido la Fiscalía con la base de datos que tiene. Además, la Fiscalía carece de la información de edad y el sexo de 4 de cada 10 casos.

“Las personas que desaparecen en Baja California poseen perfiles distintos y vienen de diferentes contextos. Sin embargo, la desaparición es ya un fenómeno generalizado en el que todas las víctimas forman parte de un proceso caracterizado por la incertidumbre, la clandestinidad y la construcción de poblaciones desechables”, expone ELEMENTA.

La tendencia del número de fosas clandestinas encontradas ha ido creciendo, el 2024 fue el año crítico en localización de cadáveres y restos óseos de humanos enterrados con 91 fosas clandestinas.

Entre 2009 y marzo de 2025 el municipio con más hallazgos de fosas clandestinas es Tijuana (196), seguido por Mexicali (100) y Ensenada (78), en los últimos 4 años en San Quintín han encontrado 24 fosas, sin contar la de los ocho jóvenes estudiantes y pescadores de Baja California Sur encontrados al sur de San Quintín cinco días después de que un comando armado los secuestró en la carretera de Bahía de Los Ángeles.

REFLEXIÓN EN VOZ ALTA: La herida está abierta. El Estado mexicano ha sido el gran ausente en el problema de la desaparición forzada en México. De ahí la existencia de colectivos de personas buscadoras.

*- El autor es periodista de Baja California.

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