¿Qué sigue después de la Elección Judicial?

La elección judicial es única e histórica, pero no fue exitosa ni cumplió las expectativas del partido en el poder y de una sociedad democrática confiada en que el voto popular es la vía para la renovación hasta del Poder más opaco, sin rendición de cuentas y el más distante de la población de a pie como los es el Poder Judicial de la Federación.

Por su puesto que mermó el boicot dirigido de los grupos opositores, quienes únicamente con argumentación política se definieron detractores de este ejercicio democrático, pero también afectó la forma en que se legisló y se estructuró el proceso electoral Judicial por parte del Poder Ejecutivo y Legislativo dominados por Morena.

El partido en el poder deberá ser autocrítico, no sirve de nada los triunfalismos huecos y la narrativa simple del vencedor que ganó por la mínima. Porque, si bien es cierto que este tipo de elecciones no debe compararse con las registradas en nuestra democracia representativa con partidos políticos de protagonistas, con el despilfarro de dinero público y privado, y con la facilidad de sufragar por una sola persona por boleta, la participación ciudadana fue muy baja por los mismo yerros que deben corregirse, como por ejemplo:

*Nueve boletas (5 federales y 3 locales) fue un exceso que jamás dimensionaron. Bien se pudo elegir únicamente a los ministros de la SCJN, a magistrados y a los integrantes del Tribunal de Disciplina Judicial local y federal.

*La pésima conformación y trabajo de los tres comités seleccionadores de candidatos que permitieron que en las listas se incluyera a candidatos con pésima reputación y hasta con carpetas de investigación imputadxs por cometer delitos.

*No hubo acciones afirmativas ni pluralidad en las candidaturas, a pesar del exceso del número de aspirantes, que también debe disminuir.

*Eliminar la aberración de Candidaturas Comunes en BC y las candidaturas únicas, además de la reconfiguración de los distritos judiciales.

Es ilógico pensar que se iba a registrar una participación ciudadana del 50%, si en otros países como en Estados Unidos en sus elecciones judiciales no superan el 20%; sin embargo, el 13% es una participación bajísima con todo y la movilización de votos de MORENA, por lo que se requieren cambios para que funcione en 2027 y en miras de que continúe el ejercicio democrático en la renovación del Poder Judicial de la Federación, que quedó en evidencia que no era necesario hacer el cambio de todos los cargos.

La reflexión de la elección judicial debe llevarse al debate público. Los procesos electorales son secuestrados por los partidos y gobernantes, por lo que el reto de estos comicios es que la sociedad se los apropie con exigencias para mejorar la implementación de la reforma judicial y el desarrollo de la contienda. Para ello también urge la participación de investigadores, académicos y asociaciones civiles (apartidistas), quienes se mantuvieron distantes en todo el proceso.

Que nos quede claro que la corrupción, el nepotismo y la influencia del narcotráfico tenía hundido al Poder Judicial que su credibilidad era sostenida por los que verdaderamente se rifan el físico en los tribunales: desde proyectistas, secretarios de acuerdo hasta algunos jueces y magistrados intachables y con una preparación destacada.

REFLEXIÓN EN VOZ ALTA: Si eres de los que NO votaron porque se creyeron ese discurso de que todo estaba cantado para que MORENA se apoderara del Poder Judicial déjame darte estos datos duros que sacó la académica de Harvard, Viri Rios: De los candidatos al poder judicial en las 3 boletas superiores:

El 95% tiene posgrado, el 58% tiene experiencia como juzgador/secretario y el 55% no tienen afinidad partidista.

Solamente era cuestión de analizar los perfiles y definirte por alguno que no tenía tintes guindas ni del partido gobernante en las entidades.

*- El autor es periodista de Baja California.