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Lo privado también es público

Las acciones y actividades privadas de nuestros políticxs son de índole público cuando están relacionadas con recursos del erario y actividades de gobierno.

Jorge  Heras

Las acciones y actividades privadas de nuestros políticxs son de índole público cuando están relacionadas con recursos del erario y actividades de gobierno, pero también lo son al momento en que se pregona la congruencia como un lenguaje único de la política de nuestros días, por ello nuestros funcionarixs y gobernantes deben entender que durante su gestión sus actividades privadas familiares, comunitarias y personales también están sujetas al escrutinio público.

No se trata de que la sociedad se convierta en un “Big Brother” con juicios de valor y odio, ni que la vida de los políticos se vuelva en un tópico de chismes tipo tabloides ingleses o un TvNotas de la función pública, como ya lo hacen varios columnistas trasnochados en redes sociales, se trata que la “bios politikos” no esté separada entre lo público y lo privado.

Todo esto ha sido motivo de estudio en la teoría política desde los griegos, pero ha ido evolucionando en la exigencia de hacer ver que coincida la vida pública con la privada debido al auge del escándalo político combinado con la reconformación de las formas mediáticas de comunicación y las redes sociales.

El caso de la Gobernadora, Marina del Pilar Ávila y el de su esposo Carlos Torres con la revocación de sus visas de turista, ponen sobre la mesa, de nueva cuenta, la delgada línea entre lo público y privado cuando se trata de gobernantes y sus familias, ya que esta medida termina por sacudir su entorno personal y familiar más cercano, pero todavía sacude más a las y los bajacalifornianos, pues desde el sábado 10 de mayo, cuando la misma gobernadora dio a conocer esta información, el Estado 29 está bajo la lupa pública y mediática nacional e internacional.

El punto de partida del debate es este: la urgencia de que lo privado también es público, pues hasta el momento no hay ninguna versión o posicionamiento oficial del Gobierno de Estados Unidos sobre la cancelación del visado de turista de la mandataria de Baja California. Entre los enredos que generan las cuentas anónimas de las redes sociales, las fake news y los trascendidos de influencers o generados de contenidos, vuelven el debate público en un escenario muy pantanoso cuando hay vacíos de información oficial, ya que todxs sacan agua para su molino sin importar el impacto negativo que representa para la sociedad en general.

No se trata de un simple trámite administrativo entre la autoridad migratoria de EU y la gobernadora de BC que se resuelva con la contratación de un abogado experto en temas migratorios. No es únicamente un tiro del Gobierno de Estados Unidos contra la familia Torres Ávila. Pero, tampoco se trata del acabose de Baja California y de la crisis gubernamental más grande que se ha vivido. Por ello requerimos que este tema se aborde sin fanatismos y sin filias ni fobias.

La gobernadora continuará su mandato a la espera de los cambios en su gabinete por la ley de paridad de género que tendrán que ser un revulsivo para ajustar sus políticas públicas en la recta final de su gestión (pues ya nos encontramos en el 4to año).

El problema será que ahora carga una losa pesada de esperar a que la administración de Donald Trump haga pública la motivación de retirarle su visa y la de su esposo, además de las reacciones que pueda generar en la dirigencia nacional de MORENA en miras del 2027.

REFLEXIÓN EN VOZ ALTA: Curioso es que el retiro de la visa a la gobernadora generó más impacto que lo que ha podido hacer la oposición en la administración de Bonilla y los 4 años del marinismo.

*- El autor es periodista de Baja California.

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