Las madres que se quedan en casa
Actualmente ser madre sigue siendo uno de los roles más trascendentales pero a la vez.

Actualmente ser madre sigue siendo uno de los roles más trascendentales pero a la vez, más desafiantes para la mujer. Hace algunas décadas, lo más natural y hasta deseable para las mujeres una vez casadas y con hijos, era quedarse en casa al cuidado de sus pequeños, llevarlos a la escuela, ayudarlos en sus tareas, llevarlos a las clases especiales por las tardes o al deporte, mientras el esposo y padre trabajaba arduamente para sacar a la familia adelante. Y aunque era un trabajo que requería dedicación, esfuerzo y paciencia, nos sentíamos contentas, realizadas como madres, esposas, amigas……
Hoy día, que se prioriza la igualdad de género y la independencia económica en el matrimonio, se escucha a menudo la idea de que las madres que se quedan en casa para cuidar a sus hijos son “perdedoras” o que contribuyen poco a la sociedad. ¡Nada más erróneo! Estas madres están realizando uno de los trabajos más importantes que existen: Formar sus almas, educar y forjar el carácter a los futuros ciudadanos y líderes del mundo.
El cuidado infantil es un trabajo que requiere paciencia, dedicación y sacrificio, virtudes que Dios pone en cada mujer a quien le da el regalo de la maternidad y aunque este regalo implica una gran responsabilidad, está colmada de enormes alegrías: los goza, juega con ellos, les cuenta cuentos, escucha sus sueños, los consuela, platican, bromean, cosas tan sencillas pero invaluables para el desarrollo afectivo y emocional de los hijos. ¿Cuál es su pago? La satisfacción al ver los resultados de su entrega: A hombres y mujeres de bien, responsables por construir una sociedad justa y pacífica.
Tristemente muchas jóvenes hoy no lo ven así, al contrario. Perciben a los hijos como un estorbo para su realización profesional, y las tareas de estar en casa, atender al esposo e hijos, una esclavitud. ¿Por qué? Porque se han dejado influenciar por el ambiente y lo que ven en medios como la televisión, redes, etc. En este punto, el feminismo tan extendido entre las jóvenes tiene mucho que ver igual que, la falta de formación en valores por parte de sus padres.
Hace unos días alguien que acababa de tener un hijo me comentó: En el hospital le pregunté a una jovencita que también dio luz si dejaría de trabajar para cuidar a su niña. Su respuesta fue con tundente: ¡Por supuesto que no! Y no es que económicamente necesite hacerlo, mi esposo gana muy bien, pero yo me muero si no me “realizo” profesionalmente. Cuando me lo contó pensé, ¿Ser madre no es una realización? ¿Ver al hijo crecer, darle pecho, gozar sus primeras sonrisas, sus miradas llenas de amor, escuchar sus primeras palabras, ayudar a dar sus primeros pasos, formarlo.. ¿Qué mayor realización que esto?
En resumen, las madres que se quedan en casa para cuidar a sus hijos están realizando un trabajo esencial para la sociedad. Su dedicación y sacrificio merecen ser reconocidos y celebrados. Es hora de cambiar la percepción de que este rol es inferior o menos importante que otros. Las madres que se quedan en casa, son verdaderas heroínas y su contribución a la sociedad es fundamental para el bienestar y el éxito de nuestros hijos y de nuestro país.
¡Mujer mexicana forja tu Patria!
*- La autora es consejera familiar.
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