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Un nefasto 68

Más de cincuenta años ha transcurrido de aquel; (no se si llamarle fatídico, dramático o brutal, 2 de octubre de 1968.

Ruben García Benavides

Más de cincuenta años ha transcurrido de aquel; (no se si llamarle fatídico, dramático o brutal, 2 de octubre de 1968 en que el gobierno de Gustavo Diaz Ordaz, anunció en un discurso para toda la nación; palabras no textuales pero así las recuerdo: No se culpe a nadie; yo soy el único responsable de lo acontecido, naturalmente en referencia a la balacera acontecida entre estudiantes y los granaderos del gobierno, (¿o el ejército?), en que murieron decenas, cientos; lo ignoro, de estudiantes. La noticia hasta hoy es que murieron entre 300 y cientos de heridos, pero aún se desconoce la cifra exacta. Yo tenía 31 y un años y ya desde entonces era un atento observador de lo que pasaba en México en materia asesinatos o la noticia que fuera.

Lo más importante de esta nota: no soy de izquierda ni de derecha; mi pensamiento navega libremente sin maniqueísmos ideológicos y por lo tanto esta nota no estará cargada de culpabilidad a ninguna de las partes; pero si de análisis; del conocimiento firme, sincero de aquella época y sus correlaciones o circunstancias con el acontecer político de aquello años.

Eran los tiempos más candentes de la “Guerra fría”. La Unión Soviética y los Estados Unidos se disputaban el liderazgo: socialismo o comunismo y capitalismo. La URSS llegó primero a la Luna. Cuba y el comunismo cubano, recién había ganado la revolución contra Fulgencio Batista, el dictador le decían los cumbos afiliados a Fidel Castro. La URSS parecía estar en su mejor momento; era sin más, la tentación de todos los jóvenes del mundo; nadie podía superar a la Unión Soviética. Ser comunista en México y de otras naciones era lo máximo a que podían aspirar las juventudes de aquellos años. Chile cayó en la tentación y pronto a la vez se convirtió en comunista o socialista con Salvador Allende, elegido democráticamente por el pueblo y su caída se debió a un golpe de estado de los militares chilenos; lo mataron cortaron de cuajo el socialismo chileno: Fueron tiempos complicados en que la pobreza en México era la rutina dominante. La Unión Soviética para toda la juventud de aquella década era lo máximo. Dos que tres amigos de mi juventud visitaron Moscú y llegaban a Baja California cargados de entusiasmo y prometiendo maravillas, o mejor aún, invitándonos a visitar aquel país, sobre todo Moscú, con el resto de ciudades; ignoro qué o cuál sería aquella realidad. Solo me consta una conversación con Raúl Chin (que ignoro si aún vive): recién regresa de la URSS; de Moscú propiamente; convivió con algunos compañeros para hablarnos de aquella maravilla. Una vez que Raúl terminó con aquella entusiasta comunicación; (nos encontrábamos en el antiguo Café Blanca Nieves, en la esquina de Reforma y México; frente a la iglesia de Guadalupe). Raúl respiró un poco; tomó aire y miró para todas partes del interior del restaurante citado; paseó su vista por las meseras y por la barra y dijo: Bueno; debo reconocer que en la ciudad de Moscú, hoy en día, no se encuentra en toda la ciudad un rinconcito tan agradable como este. La otra realidad: los gobiernos de México y otras naciones de América temían de forma seria al comunismo que era una realidad, no una ficción. Cuba fue el ejemplo y siguió Chile. El temor de Díaz Ordaz era concomitante sin duda.

*- El autor es Profesor Emérito, UABC, por la Facultad de Arquitectura. Creador Emérito, ICBC. Artista plástico.

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