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Angelita Meraz León

Siempre que las noticias fatales nos golpean en la frente, dejando un impacto fuerte y demoledor, nos sentimos agobiados por la pena y el dolor.

Siempre que las noticias fatales nos golpean en la frente, dejando un impacto fuerte y demoledor, nos sentimos agobiados por la pena y el dolor.Hoy fue asesinada una de nuestras más bravas luchadoras sociales, de manera cobarde y ventajosa, en Tecate, Baja California. Su nombre era Angelita Meraz León, y hay varias circunstancias que incrementan su dolorosa pérdida. Perteneció a un organismo ciudadano que se dedicaba a buscar desaparecidos, cuyo nombre era Unión y Fuerza Por Nuestros Desaparecidos, Tecate, B.C. Ella estuvo desde el 2018 tratando de localizar los restos de su hermano y otros muchos desaparecidos. Anduvo con otras personas que sufrían el mismo dolor, yendo a la zona rural, o en la ciudad a escarbar determinados sitios para ubicar cuerpos humanos. Tengo entendido que sí tuvieron la oportunidad de rescatar a algunos, pero dentro de ellos, no estaba su familiar. Nunca se desanimó ni dejó de ser responsable con los compromisos con su colectivo.

Ella participó en eventos de denuncia ante las autoridades policíacas y ante los funcionarios públicos responsables de estos asuntos. También hizo denuncias contra el crimen organizado, exigiendo que les informaran dónde habían enterrado o quemado los cuerpos de sus desaparecidos. Fue tan contundente en sus demandas, que ya había sido amenazada de muerte. Eso no la amilanó, sino que le dio más fuerza para lograr encontrar los restos de su hermano y de los familiares de todos sus compañeros.

Sé, por la escasa información que he recabado, que era una mujer emprendedora, que tenía hijos y un negocio que atendía personalmente. También sé, que de sus propios ingresos aportaba para las actividades que ella y los otros ciudadanos con familiares desaparecidos, hacían con regularidad. De parte de los tres niveles de gobierno, no recibieron el apoyo real que necesitaban. Los casos de sus desaparecidos no lograron sensibilizar a los funcionarios responsables de encontrarlos. Pasaron los esposos, hijos, hermanos, sobrinos y en general cualquier persona desaparecida, a formar parte de los miles de casos que integran la impunidad en nuestro país.

Este cobarde asesinato ocurre el día ocho de febrero, en las instalaciones de su salón de belleza, y parece que fue un feminicidio, perpetrado por su expareja. Pero, cualquiera que sea el resultado final si se realiza una investigación judicial seria, los que tendremos al final es, que una persona malvada y cobarde, descarga un arma de fuego, contra el cuerpo desprotegido de Angelita, que no pudo defenderse ni le dieron la oportunidad de intentarlo. Porque ella tenía las agallas y los tamaños para enfrentar, en la adversidad, a su asesino.

El clima de violencia; la impunidad; la facilidad con la cual se puede comprar una pistola y balas suficientes para cometer cualquier atentado; la escasez de vigilancia en todas las ciudades y la incapacidad de las corporaciones policíacas de mantener el orden, posibilitan este tipo de asesinatos. Los ciudadanos tecatenses estamos consternados con este crimen, y le recriminan y les exigimos a las Fiscalías locales, que tomen cartas en el asunto y cumplan con sus obligaciones por las cuales cobran su sueldo.

El crimen de Angelita no puede, ni debe quedar impune. Una ciudadana de tan alto prestigio y con la bravura que a ella le caracterizaba, debe, como premio a su compromiso con la justicia, forzar al desarrollo de un proceso judicial pronto y expedito. No hay otra forma de tratar un caso de este tamaño. Tampoco debe dejarse de lado su ajusticiamiento, porque fue una obstinada mujer que buscaba personas desaparecidas. Por consiguiente, el o los asesinos tienen que estar seguros de que toda la fuerza de la justicia se pondrá tras ellos, y los llevará ante el juez que los condenará, por cobardes y por asesinos. Es una exigencia y un imperativo que, casos como este que pudieran ser feminicidios o ajuste de cuentas del crimen organizado, sean resueltos en su totalidad. Los culpables deben ser condenados y la sociedad lo debe de saber. Angelita León luchó incansablemente por la justicia y los derechos humanos y, en esa misma medida, la sociedad le debe pagar. Ya debe detenerse la impunidad, y prevalecer la justicia. Vale.

* El autor es licenciado en Economía con Maestría en Asuntos Internacionales por la UABC.