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Tío Juan

Hoy martes por la mañana recibí la noticia de la muerte de tío Juan, Juan Antonio Fiorentini Sánchez.

Hoy martes por la mañana recibí la noticia de la muerte de tío Juan, Juan Antonio Fiorentini Sánchez, hermano un año mayor de mi papá que a sus 92 años plácidamente ya no despertó. Los Fiorentini Ulacia, mis primos, son junto con mis abuelos paternos, mi abuela materna, mis ocho hermanos y mis amigos más cercanos mi noción básica de familia, recuerdo su presencia desde siempre, ya sea en un vagón pullman del tren a Mexicali, visitando huasca con Juan, caminando con Andrés por Acapulco, las escapadas con Mónica y Claudia a Plaza Satélite o los litros de Coca-Cola que José tomaba junto con Lorena.

Con el recuerdo de tío Juan vienen a mi mente los recorridos por las obras de restauración de la Catedral Metropolitana de la Cd de México, entrar a alguna Embajada que estuviera remodelando, o de plano en Guanajuato 188, la casa de los abuelos paternos, a quienes tuve la oportunidad de despedir, primero Ito, después la de papá, siguió la de Ita, la de tío Aldo, la de los primos, Roberto y Juan, la tía Coco, Fidel y ahora con su partida una parte muy importante del vínculo de mis recuerdos ya no está más presente; ley de vida, algún día seremos parte del mismo.

Tío Juan fue el tío más cercano. Siempre lo reconocimos como el patriarca de una segunda generación de la familia, fue el tío que supo estar en todas las bodas de sus sobrinos, asegurándose con ello, que una parte de mi padre estuviera presente; fue el tío a sus 92 años seguía haciendo “conejos” con el bíceps.

La vida nos da la oportunidad de coincidir, coincidencia que nos marca porque familia es destino, por ello cuando perdemos a un ser querido parte de nuestro destino se va con él, claro que hay ausencias que duelen más, yo le pido a la vida me dé la oportunidad de ser un ausente para los míos, Ale, Isa, Francisco y mis ocho hermanos nunca yo ser una para ellos.

Es inevitable darse cuenta de que con el transcurso de los años cada vez llenamos más espacios en la lista de nuestros ausentes, algunos más marcados que otros. Cierto es que hay algunas ausencias que se agradecen por haber cortador de tajo el dolor del ser querido, hay otras que llegan con la sorpresa que arrebata el aliento ante lo inesperado de la misma, u otras como las de tío Juan que llegan plácidamente y sin dolor alguno.

La vida debe ser honrada por nuestros actos, es una forma de pagarle tributo por habernos dado la oportunidad de disfrutarla, son ellos los que nos dan a su vez la posibilidad de impactar en la vida de otros y con ello vivir no sólo en el recuerdo de los nuestros, sino de algunos más con los que tuvimos la rara y escasísima probabilidad coincidir.

Alguna vez leí que después de la muerte las almas reencarnan en grupo, esto es, que cuando lo hacen sucede de manera muy cercana; uff, me encanta la idea de que en el futuro me reencuentre con Emiliano o con Papá sin importar que alguno de ellos sea en ese momento mi hermano o mi mejor amigo; yo podría ser el tío Pancho del sobrino Juan, ya veremos. #MiVotoNoSeToca

*- El autor es empresario, ex dirigente de la Coparmex Mexicali.