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Recuento anual

Desafortunadamente en este año que termina, hubo cosas buenas y otras malas.

Desafortunadamente en este año que termina, hubo cosas buenas y otras malas. Vivimos todavía en pandemia (aunque parece controlada en nuestro país y Estados Unidos, pero todavía hay muchos contagios, pero afortunadamente no tantos fallecimientos como en los dos años anteriores. Se suma a lo malo la guerra en Ucrania, que ha afectado los precios de los granos y fertilizantes, pero también generando incertidumbre y temor mundial si escala el conflicto a nivel mundial y se usan armas químicas o nucleares.

Esos dos grandes factores han generado consecuencias negativas para las familias mexicanas por un aumento de precios, que se suman a los efectos de las sequías e inundaciones, todo en conjunto que ha afectado el ánimo en miles y millones de personas y familias.

Respecto a la economía, el crecimiento (PIB) superará este año los niveles previos a la pandemia, es decir, el primer trimestre del 2020, pero no se alcanzan los niveles registrados en el 2018; eso significa que tenemos cuatro años de retraso en el desarrollo nacional.

En general ya mencionaba la inflación, esto fue algo malo en el 2022, porque alcanzó en agosto 8.7 por ciento, siendo la más alta desde inicio del siglo, lo que nos ha impactado a todos no sólo como consumidores, también como comerciantes y empresas, aunque en últimas quincenas ha ido disminuyendo. Otra mala secuela de este año y para el que inicia este fin de semana, ha sido el aumento en las tasas de interés, para llegar hasta 10.5%.

La vecindad con Estados Unidos también mostró algunas cosas malas y otras buenas. Una positiva es el nearshoring, pero considerar la simple cercanía no es suficiente para que el empuje estadounidense nos jale. Hay varias cosas que deben corregirse desde el inicio del año, como son las interpretaciones encontradas para el T-MEC en el sector energético y en el maíz. Esto lo traigo para el recuento, porque como país, sector IMMEX y Mexicali, no podemos perder la oportunidad que nos abre Estados Unidos de incluirnos en el paquete de inversión de semiconductores (hay 52 mil millones de dólares en el CHIPS & Science Act) y con este proyecto ampliar nuestras capacidades productivas, atracción de empresas y líneas de producción que se reflejen en la contratación de personas y naves industriales, por ejemplo.

Sobre el 2023, lo que nos depara es una alta probabilidad de recesión en Estados Unidos, la cual ya la estiman en un 70 por ciento pero con duración corta y sin amplio impacto para ellos. Esa probabilidad, que es alta, he leído se ha revisado para los tres primeros trimestres del año que comienza, lo que sí puede afectar la demanda de nuestros productos exportados, si además la inflación no acaba por ceder y las tasas de interés encarecen las compras de nuestros vecinos.

Quiero terminar esta colaboración y el año reconociendo que hubo luces y sombras, y las habrá en el que transcurrirá. Eso no limita que les desee un buen 2023 para el que se estima una inflación de 5 por ciento y crezca el país no más de 1.5 por ciento.

Entonces, estimados lectores, no echemos las campanas al vuelo por los resultados del 2022 en exportaciones, recuperación de empleo y crecimiento. Hagamos que el 2023 sea favorable.

*- El autor es Consejero Nacional de Index, además de Director de Recursos Humanos para LatinAmérica en Newell Brands.

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