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Valemadrismo

Lo sé. Habrá quien me juzgue como un irreverente pelangoche. Pero no lo soy.

Lo sé. Habrá quien me juzgue como un irreverente pelangoche. Pero no lo soy. Es más, hasta la solemne RAE (Real Academia Española de la lengua) ha incluido en su diccionario la voz valemadrismo. También sé que sale sobrando que le explique que los mexicanos la utilizamos ante la apatía, el desinterés y la pasividad…

Y, por añadidura, cuando algo se descompone, se echa a perder o nos importa un rábano muchos decimos que “vale madres”. Esto es porque la madre ocupa la más elevada consideración en la tierra de las tortillas, los nopales y el mezcal. Por lo tanto, el sentimiento diametralmente opuesto es el valemadrismo.

Ahora bien, dicho clásico de nuestra lengua no es el único vocablo que la RAE ha incorporado oficialmente a su tumbaburros. De hecho, -ya lo había señalado en un artículo anteriorson 3,836 modificaciones entre adiciones y enmiendas. Unos son neologismos y otros ancestrales vocablos a los que por fin les abren las páginas del Diccionario de la lengua española.

Algunos ejemplos del “mundo de las patadas”, son: chuteador o chutador; dribleador o driblador; enrachado de racha; finalísima, salvada (del portero), triplete y rayar que derivó en rayársela al árbitro, siendo una acepción que aporto por mis pistolas.

La pandemia también impuso sus términos: careta, cribado, cubreboca, urgenciólogo, vacunología y vacunólogo…

Sin faltar las palabras del ciberespacio: bot (de robot, programa que imita el comportamiento humano); ciberacoso, ciberdelito; geolocalizador; webinario o seminario para internautas; metaverso, propuesta como palabra del año y que es la sensación de estar realmente en un espacio virtual…

Bueno, hasta chuche que debía haber sido chunche “por cosas de poco valor” como las populares chucherías.

LA PALABRA DE HOY: VALEMADRISMO

Lo dicho: el mexicano dice “me vale” por “no me importa”. Y, cuando quiere darle mayor intensidad a su desdén, proclama: “¡Me vale madres!”, lo que dio origen al concepto valemadrismo.

Vale es un interjección que significa “esta bien”; pero cobra un sentido inverso con el pronombre personal en primera persona acusativo o dativo “me”.

Madre proviene del latín mater y mamá es una de las primeras palabras que dicen los bebés, porque se les facilita las palabras de dos sílabas repetidas, como papá o pipi y popo…

Y, el sufijo -ismo que indica actividad o doctrina.

DE MI LIBRERO: PICARDÍA MEXICANA

De Armando Jiménez descrito con pompa y circunstancia como “ensayo antropológico del lenguaje del mexicano”. Pero, y sin echarle crema a los tacos, es un manual de albures de cantina, chistes picosos y bastante sexológicos, que fue publicado por primera vez en 1960, con 143 ediciones a la fecha y más de 4 millones de ejemplares vendidos…

O sea, un “best seller” que la mayoría de sus lectores se hacen guajes y evitan reconocer que lo han leído aunque harto se hayan divertido.

Una máxima de Picardía Mexicana: “Inflación en cuando un huevo cuesta un peso y deflación, cuando un peso cuesta un huevo”. Y aquí sí que no vale el valemadrismo.

*- El autor es profesor de Redacción Creativa en Cetys Universidad.

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