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El estatequieto

“El abrazo de Tijuana” entre la gobernadora, Marina del Pilar Ávila Olmeda y la alcaldesa, Montserrat Caballero no terminará, evidentemente, con las diferencias entra las dos políticas.

“El abrazo de Tijuana” entre la gobernadora, Marina del Pilar Ávila Olmeda y la alcaldesa, Montserrat Caballero no terminará, evidentemente, con las diferencias entra las dos políticas, las cuales son profundas aun cuando apenas empiezan sus periodos de gobierno.

El presidente Andrés Manuel López Obrador, fue el sábado pasado el papá que llamó a las hijas a la reconciliación, así se puede leer el montaje escénico de la versión bajacaliforniana del abrazo de Acatempan que Iturbide y Guerrero se dieron en 1821, quienes tenían fuertes diferencias político ideológicas.

Conforme a historiadores, este hecho establece un acuerdo de paz entre el ejército realista que comandaba Agustín de Iturbide, y los hombres encabezados por Vicente Guerrero.

A nivel local, es obvio, que no concluirá la lucha del poder con este abrazo a beso de Judas. Los intereses atrás formarán otro frente y a corto plazo no se ve la firma de la paz.

López Obrador apareció como el “papá de las pollitas” que andaban enfrentadas y de pleito en el ruedo.

Con el llamado a trabajar coordinadamente, López Obrador admitió que hay diferencias entre ambas jóvenes mujeres políticas.

Comprueba de manera presencial que hay una diferencia, ya que hasta traía la respuesta elaborada con el ejemplo de lo que sucede en Chihuahua donde la gobernadora panista, Maru Campos trabaja de manera conjunta y coordinada con el alcalde de Ciudad Juárez, Cruz Pérez Cuéllar y el delegado federal único, ambos de partidos opositores al PAN.

Es evidente que López Obrador no pudo poner quieto al ex gobernador, Jaime Bonilla, con todos sus pleitos incluyendo el sostenido con la gobernadora Marina del Pilar Ávila Olmeda. Este se le salió de control, por lo que trata de atajar ahora, a una hora más temprana, las diferencias entre Marina del Pilar y Montserrat.

Se trata de la gobernadora y la presidenta municipal del territorio con mayor población de BC.

La alcaldesa tijuanense es vista, aún, como una extensión del Bonillato, que de manera rápida empieza a desdibujarse.

La visita del presidente dejó claro el respaldo a la gobernadora con las declaraciones de aval a la creación de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana, con lo cual rompió la barrera del enfrentamiento y debilitó la oposición de la alcaldesa de Tijuana a dicha dependencia.

Además habló del tradicional “no estás sola” y su apoyo total a la mandataria estatal. Otro revés para el Bonillato y sus adherentes. No anunció posible cargo federal para Bonilla, también le afecta en su imagen al ex gobernador y sus aspiraciones.

En resumen, López Obrador vino a dar el espaldarazo a la mandataria estatal, a poner calma en un estado que se ha convulsionado políticamente por la presencia contaminante de un ex gobernador que no termina por irse y da sus patadas de ahogado, a través de los tentáculos políticos con sus alcaldesas, alcaldes, diputadas y diputados afines.

El manotazo presidencial era necesario, sobre todo pensando que esas diferencias podrían acrecentar las propuestas descabelladas de funcionarios que buscan afectar al opositor, siendo incluso del mismo partido.

El Bonillato y sus seguidores se aferrarán a otros frentes: contra la creación del municipio de la Tijuana del Este y a favor de la revocación de mandato local.

Sin embargo, podría traerles consecuencias negativas, que como un boomerang se les puede regresar, sobre todo después de que el presidente dio “línea” a favor de Marina del Pilar.

La historia apenas empieza a escribirse y el estatequito marcó el inicio, pero nunca el fin del enfrentamiento.

Hagan sus apuestas señores.

La verdad sea dicha

* La autora es directora del portal MF Noticias Mexicali.

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