El final del gobierno de Bonilla
El gobierno de Jaime Bonilla Valdez fue atropellado desde el principio. Comenzó con la ilegalidad de querer extender su periodo a cinco años cuando primero aceptó las reglas del juego en la elección de 2019.
El gobierno de Jaime Bonilla Valdez fue atropellado desde el principio. Comenzó con la ilegalidad de querer extender su periodo a cinco años cuando primero aceptó las reglas del juego en la elección de 2019, y continuará con opacidad y una sombra de sospecha llena de murmullos cayendo sobre la Secretaría de Salud, que encabeza “El Doctor del Amor”, Alonso Pérez Rico. Un personaje profundamente defendido por el empresario de medios de comunicación que se convirtió en el gobernador con el mandato más corto en la historia del estado de Baja California.
Asuntos como aprovecharse de la pandemia de Covid-19 para hacer negocios con la Secretaría a modo, o al menos con una fuerte sospecha de ser a modo son algunos de los pecados que cometió el “Doctor Querendón”, como extrañamente lo llama Bonilla Valdez en las transmisiones estatales diarias que tienen lugar en las redes sociales del gobierno.
Un ejemplo es presuntamente adquirir agua a triple de precio por adjudicación directa, lo que junto a otras prácticas termina por constituir “un manejo profundamente sospechoso y cuestionable” dentro de la Secretaría de Salud de Baja California y de su titular, Pérez Rico.
La evidencia periodística revela otro ejemplo: se pagó a laboratorios privados para que hicieran pruebas que no hicieron. Así habría jugado Alonso Óscar Pérez Rico con los recursos de los contribuyentes bajacalifornianos. Queda perfectamente claro que se debe investigar para establecer irregularidades cometidas por Bonilla y sus colaboradores, que actualmente no deben sentir más que miedo por las investigaciones que se vienen tras este extraño bienio en que estuvieron al frente de la administración.
Hasta el momento Bonilla Valdez no sólo ha soportado, sino que ha dado total respaldo a Pérez Rico, pero a él mismo se le acaba el periodo de gobierno y corresponderá a nuevas personas esclarecer la verdad sobre cómo se manejaron los recursos en los tiempos de Bonilla, que están a nada de convertirse finalmente el pasado.
Otra de las cosas que seguramente constituye un riesgo de delito es recetar el anestésico fentanilo de una manera masiva, como confirman una serie de recetas médicas que trascendieron. Un mal uso de esos medicamentos constituye un delito federal, el poco cuidado representa negligencia y la negligencia requiere investigación y castigo.
Los médicos que conocen de esos asuntos afirman que no se puede receptar fentanilo a plazos largos, por lo que el asunto ya está en manos de la Fiscalía General de la República (FGR).
Mientras tanto, lo que sabemos es que dentro del bonillismo impera el pavor, un terror de todas aquellas personas en el sector público y privado que no tardará en accionar contra ellos y una vez que dejen el poder. Habrá que estar atento para ver caer la cascada de trapos sucios que saldrán inevitablemente.
*- El autor es periodista con 25 años de carrera, ha encabezado noticieros en la televisión internacional; ganó el premio Nacional de Periodismo y ha sido académico, además dirige la página www. alfredoalvarez.mx.
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