Ínfulas y coraje. Los dos polos
En México tenemos un gravísimo problema que no es ni político ni económico, es social. Para hablar coloquialmente.
En México tenemos un gravísimo problema que no es ni político ni económico, es social. Para hablar coloquialmente, diríamos que la gente se asume como de categoría o no de categoría, dependiendo de la disque educación, y otras muchas cosas que en realidad nada tienen que ver con si uno es gente de bien o mala. Las personas solo se sienten privilegiadas económicamente, por un lado, o víctimas del sistema por otro. Y hay mucha gente a la que le encanta estar insistiendo en esas supuestas diferencias, por pedantes, por ínfulas, o simplemente por joder.
Todos estos detalles, provocan una patética mentalidad de división, racismo, clasismo y polarización, lo que es uno de los impedimentos más importantes para el desarrollo de nuestra sociedad y para el progreso de nuestro país. La característica más visible de esa polarización, son los memes que circulan en las redes sociales, hechas por necios, para influenciar a otros más necios y, con ello, atacar y enemistarse con otros necios.
En México tenemos un problema muy fuerte de desigualdad social, en donde las personas que pertenecen a las clases sociales más altas, creen que los demás les deben el trabajo y la vida, haciendo cada vez más válido esa división de ricos y pobres, víctimas y victimarios, fifís y chairos, catrines y populacho. Infortunadamente, con la llegada de la Cuarta Transformación al poder, por lo que usted quiera y mande, en lugar de crear bases que derrumben las barreras sociales impuestas por el racismo y el clasismo, se produjeron mayormente las diferencias de clase, promoviendo el resentimiento social, tanto de clases altas como de clases bajas.
El combate a la desigualdad social es una tarea que tenemos todos los ciudadanos. La única forma de lograrlo a nivel integral es a través de la responsabilidad social y de políticas públicas. Tenemos que aprender a actuar con ética y civismo, pensar colectivamente y denunciar el clasismo sin importar quién lo exprese. Es indispensable reeducar a nuestra sociedad y acabar con los complejos que hoy nos limitan. Todo esto solo rompe el tejido social.
¿Ha sentido usted el coraje de los pudientes (o que creen serlo), contra los pobres viejitos que reciben un subsidio por su edad y condición económica? La responsabilidad social está basada en valores éticos, que fungen como guías de nuestro comportamiento. Debemos recordar que actuar con responsabilidad social debería de ser un compromiso ineludible de todos.
Por lo tanto, debemos de hacernos responsables del impacto que tienen nuestras acciones. Hacernos cargo de nuestro comportamiento y de cuestionar los valores adoctrinados en nuestra sociedad. El principal poder de acción de la ciudadanía ver al otro como un ser humano, y ponerse en sus zapatos.
Ese es el gran problema de México. No solo somos una sociedad clasista, sino que nos negamos a hacernos responsables de nuestras conductas, ya que nos hacemos los tontos para no cuestionarnos el porqué de nuestra rudeza social.
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