Los ganadores
Tomando como premisa las sabias palabras de Cicerón en el sentido de que el buen ciudadano es aquel que no puede tolerar en su patria un poder que pretende hacerse superior a las leyes.
“Todos los males de la democracia
se curan con más democracia”
Smith
Tomando como premisa las sabias palabras de Cicerón en el sentido de que el buen ciudadano es aquel que no puede tolerar en su patria un poder que pretende hacerse superior a las leyes, no tengo la menor duda de que los grandes ganadores de las recientes elecciones federales y estatales intermedias fueron dos:
Los mexicanos que asistimos a las urnas a ejercer el voto (participación superior al 50% a nivel nacional) y el Instituto Nacional Electoral como institución autónoma garante de la democracia cuya exitosa operación y desempeño en general (anclado en más de un millón de mexicanos que hicimos posible la elección y su validación en resultados), demostró de nueva cuenta la imperiosa necesidad de seguir por el camino de las instituciones para atajar las tentaciones autocráticas de poder.
Mi experiencia como primer secretario de casilla, el haber tenido el gusto de conocer y compartir la jornada con ciudadanos ejemplares el resto de las responsabilidades de cada funcionario en una labor que inició a las 8am del domingo 6 y concluyó a la 1.15am del lunes 7 de junio con la entrega física del paquete electoral en INE, sin duda alguna no solo me demostró que no todo está perdido como muchos pesimistas y resentidos creen, sino que, en los hechos, reafirmó en mi la convicción de que es a partir de la sociedad civil y la participación ciudadana en donde habrá que seguir insistiendo con la idea de engrandecer nuestras posibilidades con la mira puesta en una mucho mejor nación con ciudadanos cada vez más conscientes e informados respecto a la necesidad que tenemos por hacernos de mejores gobernantes en cuanto a las responsabilidades públicas en sus distintos niveles.
Siendo así, está claro, los mexicanos que formamos parte de nuestro país somos y seremos quienes definamos en primera y última instancia respecto a nuestros gobernantes y quienes pretendan serlo, sin embargo, debe quedarnos igualmente claro, lo anterior no se da en automático sino como consecuencia de la constante evolución de una sociedad actuante que aspira no solo a ser mejor en su conjunto, sino que sienta las bases para una más sólida e integral convivencia teniendo como objetivo el bien común e individual de quienes la componen.
Así las cosas, procuremos juntos seguir siendo parte de la solución y no del problema conscientes de que por ahí seguirá insistiendo el canto de las sirenas… de quienes en contrapartida lo que pretenden es tener gente cada vez más desinformada y apática a sabiendas de que son la carne de cañón que da sustento a la demagogia ramplona que condena a la mediocridad y al estancamiento a la sociedad en su conjunto como lo demuestran un sinfín de ejemplos de sueños truncados de países como Cuba y/o Venezuela que lamentablemente se han hundido irremediablemente en el nombre de un pueblo usado como coartada y al cual han condenado irresponsable y patéticamente al fracaso como su ignominioso destino manifiesto.
* El autor es editorialista local/Consejero CDEM.
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