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La democracia ganó

Once días después de la elección, con 75,689,618 votos populares (4,407,836 más que su contrincante quien buscó la reelección) y los 270 colegios electorales estatales necesarios para ganar la presidencia del país más poderoso del mundo, Joe Biden es el presidente electo y será, a partir del 20 de enero del 2021, el constitucional número 46 de los Estados Unidos de América.

“Todos los males de la democracia

se curan con más democracia"

Smith

Once días después de la elección, con 75,689,618 votos populares (4,407,836 más que su contrincante quien buscó la reelección) y los 270 colegios electorales estatales necesarios para ganar la presidencia del país más poderoso del mundo, Joe Biden es el presidente electo y será, a partir del 20 de enero del 2021, el constitucional número 46 de los Estados Unidos de América.

Lo decía unos días antes del proceso electoral y ahora con satisfacción lo sostengo dados los resultados... "en muchos sentidos, por el preocupante arribo de falsos líderes populistas y demagogos con tendencias de derecha e izquierda alrededor del mundo, la derrota en manos del voto ciudadano por parte de quien gobierna los Estados Unidos será un muy buen ejemplo a seguir pues se habrá demostrado una vez más que son los ciudadanos y nadie más, a través de las instituciones (electorales de cada estado para el caso) quienes mandan en toda democracia que se precie de serlo".

Y así fue, con una participación ciudadana impresionante que se volcó a las urnas (146,971,400 votos contabilizados) en el momento que más se requería, no solo los norteamericanos se han dado la oportunidad para hacer un urgente alto en el camino, sino que, por la trascendencia geopolítica de lo que sucede y deja de suceder en los EUA, el mundo entero recibe una bocanada de oxígeno que nos permite (inmersos en lo inédito de una pandemia que en los hechos es un antes y un después para la humanidad en su conjunto) valorar la importancia que tiene llevar al poder a líderes electos por el pueblo que procuren mantener el orden y la colaboración en el concierto de las naciones alejados de la polarización y el nativismo deliberadamente propuesto por regímenes autoritarios que han probado, una y otra vez, no ser la solución que pregona su demagogia irresponsable.

Volviendo a las lecciones que deja para los norteamericanos el resultado de su decisión mayoritaria en favor de Biden, enumero dos de los principales retos que afrontan, desde ya, no solo los ciudadanos, sino el nuevo gobierno por venir.

1.- La división (producto en muchos sentidos de la polarización como estrategia de gobierno los pasados 4 años) está ahí muy presente en la sociedad. En este sentido, impulsados por la desgracia que a todos atañe respecto a la pandemia (en muchos sentidos fuera de control y sin un plan de acción que la contrarreste) debe ser la principal razón para que ciudadanos y autoridad encuentren la razón fundamental de volver a establecer lazos de unión en lo fundamental sacando el espíritu de colaboración solidario por el bien común que tan fuertes los ha hecho a través del tiempo.

2.- El nuevo gobierno deberá hacer esfuerzos inmediatos, incluso desde la transición ya en curso, por atemperar los ánimos y convocar a todas las partes con el afán de establecer las bases mínimas que den impacto y origen a lo que en los hechos debe suceder para que dicha nación retome el liderazgo perdido iniciando por sanar las heridas internas si es que se quiere demostrar que están preparados para iniciar una nueva etapa de entendimiento, colaboración y prosperidad global jugando el papel trascendental que siempre han tenido los Estados Unidos sabiéndose ganar de nuevo el respeto por parte del resto de las naciones del planeta.

*El autor es editorialista local/consejero CDEM.

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