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¡Todos o nada!

Esta frase lacónica, resume cabalmente las condiciones políticas y sociales que prevalecen en el ambiente político de Baja California. En efecto, los actuales partidos de oposición se han dado cuenta que si quieren el pastel completo tendrán que competir en coalición, porque sin esa “unidad” partidista es probable que a nivel individual ni migajas les tocarían.

Esta frase lacónica, resume cabalmente las condiciones políticas y sociales que prevalecen en el ambiente político de Baja California. En efecto, los actuales partidos de oposición se han dado cuenta que si quieren el pastel completo tendrán que competir en coalición, porque sin esa “unidad” partidista es probable que a nivel individual ni migajas les tocarían.

De acuerdo con encuestas publicadas en la prensa nacional, si en estos momentos hubiera elecciones, Morena ganaría por dos a uno a su más cercano competidor que es el PAN. No hay medias tintas, es ahora o nunca. Así piensan algunos radicales, que están en contra de la actual administración. Se discute entre todas las fuerzas políticas la posible unidad partidista para construir un Frente o Bloque Opositor Amplio (BOA). Son muchas las posiciones que estarán en juego, hay para dar y repartir, todos tienen cabida.

El problema de fondo es conciliar la antigua rivalidad existente entre el PRI y el PAN, a esta mancuerna se le ha dado en llamar el PRIAN y ha sido muy denostada por la actual administración. Es momento de olvidar viejas rencillas y mostrar civilidad política y ponerse de acuerdo si quieren ganar la elección y revertir las opiniones que señalan que siempre estuvieron coludidos y que ahora los culpan de todos los males habidos y por haber en nuestro país. Por otra parte, de concretarse una alianza entre todos los partidos contra Morena, el triunfo estaría garantizado eligiendo a una persona que concilie a estos dos partidos. Además, debe tomarse en cuenta la coyuntura del enfrentamiento interno que trae Morena y la visible desorganización que ha permeado en todos los estados de la república, aunado a la derrota estrepitosa que sufrió Morena en los estados de Coahuila e Hidalgo, que pone al descubierto dos cosas cuando menos, que Morena no es invencible y que la ausencia del nombre López Obrador en la boleta si tiene peso.

Existen, por otra parte, análisis y posiciones de algunos dirigentes de partido que irán solos en la boleta por la gubernatura, argumentando que ellos no necesitan estar en coalición para ganar. La realidad es que esos partidos que dicen ir solos están jugando con el sistema, con el partido oficial, ya que harán las veces de esquiroles para atomizar el voto y evitar la llegada a un Bloque Opositor. Nadie por sí solo ganaría, no les alcanzan los votos para derrocar a Morena.

Otra lectura importante que dejó la pasada elección es que los partidos de oposición deben escoger a sus mejores cuadros, honestos, capaces, conocedores de los problemas de su comunidad, pero sobretodo con autoridad moral para representarlos dignamente. Es previsible que, en las elecciones del 2021, Morena pierda la mayoría en los congresos locales y en las cámaras federales, que sería muy sano y habría un verdadero “equilibrio de poderes” para evitar los “excesos” que se observan recientemente. Imaginemos por un momento que sucedería si el bloque opositor enviara a sus mejores oradores, elocuentes, con un colmillo retorcido, la tribuna no sería la misma, el debate de las propuestas estaría al rojo vivo y se erradicarían por completo los “levanta dedos” y los “dormilones de curul”.

Sana e indispensable una división de poderes. Los actuales diputados han abusado de su poder, en lugar de legislar a favor del pueblo, se han dedicado a aprobar leyes en contra de sus representados. Ellos han venido representando los intereses de un solo hombre. La sociedad votó por ellos y a ellos se deben. Veremos si en las próximas semanas los partidos de oposición logran acuerdos, de lo contrario se quedarán sin nada. ¡Todos juntos o nada!

*- El autor es economista egresado de la UABC.

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