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Añoranza

Apenas si asomo la nariz a la calle y no digo “las narices”, porque afortunadamente sólo tengo una con dos fosas nasales.

Apenas si asomo la nariz a la calle y no digo “las narices”, porque afortunadamente sólo tengo una con dos fosas nasales. De tal suerte que, propongo el neologismo “cubrenarizboca” para aminorar el riesgo de contagio del ya sabe cuál… Mejor me he quedado en casa para proteger mi vida y la de otros.

Responsable y previsoramente saludable conducta; pero, sin embargo, con el paso de los días se va acumulando una pesada carga de tedio. Aun ocupándome en tres de cuatro actividades que me gustan mucho: crear, leer y escribir. ¿La cuarta? Platicar; que aclaro que no son las únicas, por si luego del aislamiento me quiere invitar a comer… Mas, de repente, que sucede algo verdaderamente reconfortante: ¡Una videollamada o videoreunión con familiares o amigos! Ahora me puedo trasportar sin salir de casa hasta entrañables lugares en donde me gustaría estar físicamente. Unas veces con mi parentela y otras con mis cuates.

Lo malo es que las reuniones virtuales se acaban muy rápido y me llega de sopetón una agridulce añoranza… Así que cada uno añore lo que guste y mande. Yo, la mesa repleta con el bonche de hermanos y hermanas que tengo, con mis papá en la cabecera y mi mamá organizando la cocina… “Mamá, siéntese” a lo que ella respondía: “Si yo me siento, ¿quién le sirve?” No era abuso ni disparidad de género; sino el pleno dominio de la señora de la casa. Su palabra era ley.

O echándome una cascarita en la cuadra (“partido informal de futbol” para los de la generación Z o posmilénica que no juegan en la calle). Cuadra de una calle cerrada medio curva y de bajada… O una tardeada con discos de acetato de 33 o 45 revoluciones, con chavos y chavas de manos sudorosas que seguido cambiábamos de pareja de baile y luego comíamos sándwiches cortados en triángulos con rebanadas de jamón trasparente… Dos simples añoranzas de una muy feliz etapa de mi vida.

LA PALABRA DE HOY: AÑORANZA Con raíces latinas, el verbo añorar es un préstamo del catalán 'anyorar' o 'enyorar'; y de éste, 'anyoranĉa' que expresa nostalgia y tristeza por una ausencia, que pasó al español como añoranza. Cuando yo siento añoranza puedo, a través de una remembranza con imágenes o situaciones del pasado, rememorar hechos que quedaron registrados en mi memoria. Pero no solo memorioso; porque añorar es eminentemente sentimental.

DEL CINE NACIONAL: MÉXICO DE MIS RECUERDOS Película de La Época Dorada del Cine Nacional de 1943, con las magistrales actuaciones de Fernando Soler, Sofía Álvarez y Joaquín Pardavé en su entrañable personaje de Susanito Peñafiel y Somellera, supuesto secretario de Porfirio Díaz, interpretado por el excelente actor Antonio R, Frausto. No añoro esa época sino el espléndido cine que entonces se producía. La trama es una alegoría del México de finales del siglo XIX y principios del XX.

Relájese viéndola en casa a través de Youtube. Toda ella es muy buena, con escenas para morirse de la risa, como aquella en la que don Susanito (Joaquín Pardavé) actúa en una zarzuela disfrazado de niño. Como ve, paso mi confinamiento añorando.

* El autor es profesor de Redacción Creativa en Cetys Universidad.

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