El Moro de Cumpas, el caballo que nos enseñó que perdiendo también se gana
A veces perder no significa derrota. Dentro de la pérdida también se encuentran ganancias. Esta es la historia de un corcel blanco que ha encarnado uno de los corridos más famosos de México
A veces perder no significa derrota. Dentro de la pérdida también se encuentran ganancias. Esta es la historia de un corcel blanco que ha encarnado uno de los corridos más famosos de México “El Moro de Cumpas” y, que nos demostró que perdiendo, también se gana.
Recientemente entrevisté a María Frisby, hija del dueño del legendario Moro que saltó a la fama por ser derrotado durante una carrera de caballos hace más de sesenta años en Agua Prieta (Sonora). Ella acaba de terminar un libro sobre la historia del penco, que durante años perteneció a su familia.
La primera idea de Frisby era escribir sobre su familia, pero cuando empezó a recopilar datos y testimonios, todos apuntaban a un solo suceso: el duelo del Moro de Cumpas, contra el Relámpago, más conocido como el zaino de Agua Prieta.
La hija de Pedro Frisby rememora que la acción que catapultó al Moro fue la tragedia de haber perdido una carrera que ya se daba por ganada, y donde cientos de personas apostaron considerables sumas de dinero al caballo, que como reza el corrido “venía especialmente a ganar”.
Y recordó: “Así es, se hizo famoso por perder, recuerdo que al otro día el encabezado del periódico decía ‘Perdió el Moro de Cumpas’, eso lo hizo aún más reconocido, luego hicieron el corrido que es muy cantado en México”.
Las primeras estrofas del tema escrito por el compositor Leonardo Yañez “El Nano”, indican la fecha, el lugar y los personajes que encarnan la historia del corrido que hiciera famoso el sonorense Gilberto “Sahuaripa” Valenzuela, y que ha sido interpretada por Vicente Fernández y Antonio Aguilar.
“El 17 de marzo/ a la ciudad de Agua Prieta/ llegó gente de 'onde quiera/ vinieron a la carrera del Relámpago y el Moro/ dos caballos de primera/ El Moro de Pedro Frisby/ era del pueblo de Cumpas/ muy bonito y muy ligero/ El relámpago era saíno y era caballo de estima/ de su amo Rafael Romero”.
Frisby, de 72 años, recuerda lucidamente aquel 17 de marzo de 1957 en que el Moro perdió la legendaria carrera ante el zaino de Agua Prieta. Era apenas una niña que escuchaba la radio donde se transmitían la Copacabana, junto a su madre y hermanos.
Entre sus recuerdos también surgió la anécdota de que su abuelo adquirió al Moro siendo apenas un potrillo de un año y medio en el rancho El Portón, luego se lo pasó su padre porque no se sirvió por rebelde, pero al ver que era demasiado inquieto, se dieron cuenta que tenía la cualidad de ser muy ligero.
Con el tiempo fue descubierto por el entrenador de fama Pedro Cruz, quien se encargó de promocionarlo en los duelos de las rancherías.
A 63 años de la icónica carrera, todavía hay versiones que apuntan que Moro perdió porque el jinete, 'Chendo' Valenzuela, un vaquero del rancho Tres Nogales, propiedad de los Frisby, frenó al caballo o que el animal se asustó.
"Lo cierto es que con el tiempo 'Chendo' Valenzuela se suicidó de tanta presión, además de que perdió muchos amigos”, contó la autora.
Frisby me dijo que su familia le debe mucho al Moro, por lo que ahora le rinde tributo por medio de su libro "El Moro de Cumpas. Historia de un caballo muy querido", el que ya se vende en tiendas de Tucson y en la Sociedad de Historia de Sonora.
Actualmente, también trabajan en una edición especial para niños, la que tendrá dibujos y compartirá los mensajes que el caballo enseñó a Frisby: “Nos dejó la enseñanza que perder no significa nada malo, dentro de la pérdida hay ganancias”.
*Corresponsal de la Agencia Internacional de Noticias EFE en Arizona, Nuevo México y Texas.
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