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La pobre votación de los partidos

El segundo aspecto que hay que destacar de la pasada elección en Baja California, además del abstencionismo (al que me referí en mi artículo pasado), es la bajísima votación que obtuvieron todos los partidos políticos.

El segundo aspecto que hay que destacar de la pasada elección en Baja California, además del abstencionismo (al que me referí en mi artículo pasado), es la bajísima votación que obtuvieron todos los partidos políticos, incluido Morena, que fue el partido ganador. Sin exageración alguna, estamos ante el colapso total de los partidos en la entidad, por más que se trate de ignorar este fenómeno o que a nadie le preocupe.

Vayamos por partes. Para empezar, hay dos partidos que ya quedaron eliminados por la votación pasada (o están en ese proceso), el PVEM y Transformemos, que no alcanzaron el 3 por ciento de la votación para gobernador, para ayuntamientos o para diputados, no obstante que fueron en coalición con Morena. El Verde, como se sabe, era desde hace tiempo un partido agonizante, un partido satélite primero del PAN y luego del PRI. Es posible que a nivel local ya no pueda recuperarse.

Por el lado de Transformemos (antes PES), es un partido que nació muerto. Ante el peligro de no conseguir su registro se alió a Morena, pero ni así pudo sobrevivir, mostrando que estos partiditos no están interesados en construir o promover un proyecto político propio, sino simplemente en buscar los mecanismos que los acerquen al poder o al presupuesto público.

Transformemos, al igual que otros partiditos locales, no reúne las mínimas condiciones de un partido político, pues carece de ideología (o la esconde), no tiene un proyecto de gobierno, carece de una estructura partidista, no tiene militantes, y responde sólo a los intereses y a las visiones pragmáticas de un pequeño grupo de individuos cuyo propósito principal es acceder a los espacios de gobierno y a las prerrogativas que ello implica.

En esta misma situación podemos ubicar a partidos como el PT, el PBC, MC y el mismo PRD, pero ahora incluso al PRI que ya pasó a ser de los partidos pequeños. La votación de estos partidos fue tan baja en la pasada elección que si sumamos los votos del PAN, el PRI, PRD, MC y PBC para gobernador obtenemos 353 mil 185 votos, mientras Morena alcanzó 381 mil 861(datos del Prep).

Dentro de los partidos pequeños, el PRD y MC son los mejor ubicados, pero sólo en contraste con los demás (pri, pbc), pues su votación estatal no alcanza ni siquiera los 100 mil votos (en un estado donde la población en condiciones de votar es de 2,811,076 electores), lo que habla de un repunte coyuntural y no necesariamente de una tendencia de crecimiento.

En cuanto al PAN, que era el partido gobernante, tuvo una caída vertical de su votación para gobernador de 2013 a la de ahora, pues de 442 mil 868 votos que obtuvo en aquella fecha pasó a 175 mil 444 en esta elección, lo que significa una pérdida de 267 mil 424 votos. Sin embargo, con todo y este desplome, el blanquiazul es el partido que tendría más posibilidades de sobrevivir y recuperarse en los próximos años.

El partido que se ha desplomado completamente es el PRI, pues de 417 mil 909 votos que obtuvo en 2013 en la elección para gobernador ahora apenas alcanzó 35, 477, una pérdida de más del 90 por ciento. Esto hace incierto su futuro, a la vez que acentúa más su crisis existencial y su dilema actual: tratar de refundarse o bien colonizar a Morena en BC, que es lo que están haciendo los más “vivillos” y oportunistas de ese partido.

Ahora bien, Morena es el partido ganador de todos los cargos en juego, pero su votación es escuálida. Ganó la gubernatura con apenas 381 mil 851 votos, que representa el 13 por ciento del listado nominal. En Tijuana Morena obtuvo 128 mil 303 votos para la alcaldía y un total de 152,633 con la alianza. En Mexicali ganó con 113 mil votos, en Ensenada con 56 mil, en Tecate con 10 mil y en Playas de Rosarito con 11 mil votos. Son cifras irrisorias desde cualquier punto de vista.

Los datos admiten varias lecturas, pero es evidente que el apoyo o el entusiasmo que suscita el partido ganador es muy reducido, lo que lleva a repetir la experiencia que ha vivido BC después de la alternancia: partidos y gobiernos que representan una minoría de ciudadanos, mientras la inmensa mayoría se refugia en el abstencionismo, la indiferencia y el valemadrismo. Con Morena no va a cambiar esta situación; al contrario, puede exacerbarla.

Mientras esto sucede, hay que concluir que hay una evidente crisis de los partidos políticos en BC (y a nivel nacional) y, por lo mismo, una reducida legitimidad de los personajes y políticos que llegan a los gobiernos. El alto abstencionismo, o por lo menos una parte significativa del mismo, refleja el enorme vacío que la población le ha venido haciendo desde hace tiempo a los partidos y a la clase política en general.

El rechazo hacia los partidos y hacia los gobiernos alcanza ya niveles alarmantes, sin que haya a la vista elementos que puedan sustituirlos. Un círculo perverso que refuerza y alienta que los partidos ganadores cultiven y sostengan a sus votantes que son minoría. Eso va a pasar también con Morena.





*El autor es analista político.