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Percepción política

Roma y el clasismo en México

Tuve la oportunidad de ver Roma, la nueva película del cineasta mexicano Alfonso Cuarón, en la pantalla grande. A pesar de su éxito en festivales internacionales, la cinta se mantuvo alejada de las grandes cadenas, y se mostró únicamente en pequeñas cinetecas que acostumbran proyectar películas de arte.

Me interesé por la película tan pronto supe la temática giraba en torno a una trabajadora doméstica. Cleo, joven originaria de un pueblo de Oaxaca, trabaja limpiando, cocinando y cuidando niños para una familia de clase media alta del centro del país.

Esto es algo que encontramos en todas las regiones de la República Mexicana. Las familias pertenecientes a la clase media alta suelen contar con “una Cleo”, una mujer que provenga de Chiapas o Oaxaca, que trabaje en condiciones que bien podrían catalogarse como la esclavitud del siglo XXI.

Como ha señalado el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (CONAPRED), la discriminación hacia las trabajadoras del hogar facilita el exceso de trabajo, los bajos sueldos y, sobre todo, la dificultad de acceso a prestaciones.

“¿Por qué su régimen de trabajo puede ser de doce horas diarias? ¿Por qué no cuentan con vacaciones pagadas, con jubilación o con atención médica obligatoria? ¿Por qué no tienen derecho a cotizar en el Infonavit?”, son algunas de las preguntas lanzadas por Ricardo Raphael, académico del CIDE, ante la discriminación que existe hacia las empleadas del hogar.

Sin embargo, me equivoqué. Pensé que la película trataría sobre algo que no trata. Pensé el filme criticaría el enorme clasismo que impera en la sociedad mexicana. Pensé Roma buscaría empoderar a quienes hoy no gozan de ciertos derechos. Pensé Alfonso Cuarón buscaría abrir los ojos de un sector acomodado que parece vivir en una burbuja.

Efectivamente, la película trata sobre una trabajadora doméstica, una joven mixteca originaria de Oaxaca, pero siempre bajo la perspectiva de la clase media alta, siempre a través de los ojos de sus empleadores.

Diversos analistas políticos han hablado maravillas del filme de Cuarón, explicando que ellos también tuvieron “una Cleo” cuando eran pequeños, y que, por ende, rápidamente se identificaron con la película.

“Al igual que Cuarón, que le dedica su película a su niñera, Libo, yo mismo tuve a mis Cleos. Mujeres que llegaban a trabajar al hogar, pero que rápidamente se convertían en madres putativas. Imposible no recordarlas y emocionarse por el cariño que derrochaban con tanta generosidad.”, escribió Leo Zuckermann, comentarista político y académico.

Roma trata poco sobre las trabajadoras domésticas, y mucho sobre las familias clase media alta que contaban, o cuentan, con empleadas en el hogar.

La película nunca critica abiertamente la discriminación que sufre este sector, nunca señala directamente a las clases medias altas, y jamás coloca en el centro del debate los prejuicios basados en las clases sociales.

Roma, una película que se supone hablaría sobre el clasismo que impera en nuestro país, terminó siendo una película clasista.

* El autor es abogado y conductor de televisión.

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