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Póstigo

Poner el cascabel al gato

En memoria de mi hermano Miguel Torres:

Socialista incansable.

Aun cuando el desempeño político y moral del poder legislativo mexicano reposa sometido al Presidente de la Republica corresponde, a los senadores y diputados, cargar sobre su espalda el repudio popular que si bien es tácita e innegable, vale recordar que dicha miseria resbala del porfiriato al presente a resultas del llamado presidencialismo, la prolongación del partido único y los pactos de impunidad y corrupción anudados entre la clase política, empresarios y gobernantes quienes, en coordinación, estiman a los legisladores un flamante testimonio o cierta maquinaria utilizable para urdir leyes y preceptos jurídicos que siendo turbios, contraindicados o incluso convenientes, históricamente se carece de un estado de derecho.

Precisamente el naufragio de un Poder jurídico inexistente al no cimentarse en la Carta Magna sino en intereses particulares o de grupo, necesariamente ha mancillado la soberanía y ultrajado a los mexicanos quienes no obstante estar resguardados por el texto constitucional éste, al carecer de neutralidad, resulta parcial por cuadrarse a un postor con influencias capaces de retirar la venda que debiera conservar ciega a la ley entorpeciendo, de ese modo, la sentencia que demanda ¡hágase justicia aunque el cielo se caiga!.

Desborda afirmar que corresponde a la potestad legislativa no dejar, ni cabos sueltos, y menos permitir dejar hacer y pasar torceduras quebrantadoras-trasgresoras del orden jurídico que, sin necesidad de larga explicación, el órgano responsable de excusar, justificar y notificar las felonías que, entre otras, usurpan la representación política o, aún más grave, menoscaban el trabajo y riqueza creada por el esfuerzo de quienes producen (y que) una vez cosechados los frutos, les quitan la parte justa que les pertenece.

Huelga señalar que el aparato ideológico y discursivo del sistema(escuelas y medios de comunicación, preferentemente) a toda hora presumen que Mexico es “un país de leyes” pero, esmerándose, en mostrar solamente el enorme envoltorio, el ovillo de impresos amontonados pues ante la invariable y tesonera violación de lo escrito permanecen sordos y mudos refrendando, de ese modo, el sentimiento de repulsión hacia una vieja representación parlamentaria, que a partir del día primero de julio, es forzoso honrar con dignidad y coraje al nuevo parlamento mostrado, por ejemplo, con el acuerdo que determinó carearse con la rapacidad bancaria extranjera afincada en nuestro país.

Cierto que la reacción de los concentradores del dinero, empresarios y club de “chayoteros” no se hizo esperar al responsabilizar de la irrefutable resolución senatorial de espantar inversiones, quebrantar la bolsa de valores y encarecer el dólar como si los millones de bolsillos rotos, y los miles de abusados con “comisiones” por disfrutar una flaca tarjeta de débito, pudiesen sufrir una embolia a causa de parar a los archiconocidos atracadores.

Basta de cautelas; si AMLO resolvió regular hasta dentro de tres años a los desvalijadores es igual de legítimo al firme y decoroso gesto de los senadores (y de Ricardo Monreal) para desde ahora poner el cascabel al gato…

* El autor es diplomado en Periodismo por la UABC.

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