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Camelot

Los dejamos enloquecer

"Somos lo que hacemos"

Estoy convencido de que nuestros políticos no enloquecieron solos, los dejamos enloquecer, somos en el sentido más literal de la palabra sus cómplices, sus compañeros por omisión; seguimos siendo la eterna queja en el café, en la cheve con los amigos, no tenemos ni la disposición ni el honor de honrar nuestra bendita indignación con maldita la causa que implique un poco de trabajo desinteresado y con la mejor causa, la ciudadana, la de darnos la oportunidad de trascender a través de la construcción de una agenda ciudadana, no política, pero pública y con el único objetivo de poder ver de frente a nuestros hijos, sabiendo que el esfuerzo, aunque se pierda, o no se logre mil veces, valdrá la pena intentarlo mil una vez.

En nuestro estado un grupo de pelados, muy reducido por cierto, decidimos luchar por la formación de un Sistema Estatal Anticorrupción bajo dos premisas fundamentales: máxima ciudadanización y la mayor independencia tanto operativa como presupuestal posible; dos años y medio después tenemos que lidiar con funcionarios del gobierno del estado, Raúl Reynoso, cuñado de Edgardo Silva y de Miguel A. Bujanda, quienes no han entendido la lección y que a través de su intervención han atentado contra el ejercicio de transparentar, a través de llamadas telefónicas, la selección de quien será el Secretario Técnico del Sistema, ¿Dónde están los organismos empresariales, dónde los grupos de la sociedad intermedia que poco cuestionan y mucho dejan pasar?

La tragedia de Veracruz, Chihuahua y Sonora, entre otros estados, no sólo fue la calaña de gobernantes que tuvieron, sino la total ausencia de una sociedad organizada que fungiera como contrapeso a los claros y en muchos casos, abiertos casos de corrupción. Lo grave del caso conocido como Estafa Maestra es no solo la corrupción de personas claves en la Secretaría de Desarrollo Social, sino la decena de rectores de las universidades públicas del país que se prestaron a ello.

Nuestro estado no padece la corrupción que ha sido ampliamente documentada en otros, esto no debe ser consuelo sino la base mínima para nuestra actuación; que no seamos Veracruz y no hayamos tenido a Javier Duarte, no significa que este sea el compromiso mínimo para que nunca exista uno en nuestro entorno, bastante hemos tenido con los Pérez Tejada, los Díaz o los Valladolid, como para no sentirnos verdaderamente agraviados. Destinamos mayores energías en creer el cuento chino de que un grupo de vividores profesionales han construido respecto a la defensa del agua, en vez de hacer un frente común que procure construir con penas y cárcel a los que marcadamente han hecho de la corrupción moneda de cambio en los tres órdenes de gobierno.

Somos un país más allá del surrealismo, Octavio Paz no lo hubiera podido describir mejor en 'El laberinto de la soledad', somos hijos de la chingada, siempre alguien tendrá la responsabilidad por habernos jodido, nos seguimos asumiendo como los hijos de la indígena ultrajada, violada por el poderoso, llámese gobierno, PRI, PAN, empresarios, Iglesia, gringos o como usted quiera, pero eso sí, cuando tenemos la oportunidad de hacer algo que valga la pena, los ciudadanos somos lo primeros en complicarlo, en solicitar sueldos que no habíamos tenido nunca y pidiendo que se haga la voluntad sólo en los bueyes de mi compadre; lo reitero, nuestros políticos no enloquecieron solos, los dejamos enloquecer, allá la conciencia de cada quien.

El autor es empresario, ex dirigente de la Coparmex Mexicali.

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