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Mirador

Jean Cusset, ateo con excepción de cuando escucha el Stabat Mater de Rossini, dio un sorbo a su martini -con dos aceitunas, como siempre- y continuó:

-Sé que la Biblia es el libro más vendido del mundo, pero pienso que es también el menos entendido. Yo, por ejemplo, nunca he podido comprender algunas cosas del Antiguo Testamento, como los castigos espantosos que a los hombres imponía Jehová, o la justificación de grandes crímenes cometidos en nombre del Señor.

Siguió diciendo Jean Cusset:

-Pienso que hace más bien la lectura de "Los hermanos Karamazov" que la del Deuteronomio; que es mejor leer "Oliver Twist" que el Levítico, y que mayor provecho deja "Madame Bovary" que el libro de los Números. No dejo, claro, de reconocer que la Biblia es un libro sagrado: en él está la grandeza de Dios. Pero los libros que he citado son también sagrados: en ellos está la grandeza del hombre.

Así dijo Jean Cusset. Y dio el último sorbo a su martini, con dos aceitunas, como siempre.

¡Hasta mañana!...

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