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De historia y algo más

El tiempo

Encontrándose al borde de la muerte, Alejandro Magno convocó a sus generales y les comunicó sus tres últimos deseos: Que su ataúd fuese llevado en hombros y transportado por los propios médicos de la época. Que los tesoros que había conquistado (plata, oro, piedras preciosas) fueran esparcidos por el camino hasta su tumba, y que sus manos quedaran balanceándose en el aire, fuera del ataúd, y a la vista de todos. Uno de sus generales, asombrado por tan insólitos deseos, le preguntó a Alejandro cuáles eran sus razones. Alejandro contestó al general: Quiero que los más eminentes médicos carguen mi ataúd para así mostrar que ellos no tienen, ante la muerte, el poder de curar, que el suelo sea cubierto por mis tesoros para que todos puedan ver que los bienes materiales aquí conquistados, aquí permanecen, y que mis manos se balanceen al viento, para que las personas puedan ver que vinimos con las manos vacías, y con las manos vacías partimos cuando se nos termina lo más valioso que tenemos, que es el tiempo porque es limitado. Hablamos de ganarlo, perderlo o ahorrarlo, pero lo cierto es que ni siquiera puede atesorarse. El tiempo avanza de manera inexorable y no hay nada que podamos hacer para modificar su curso. Imposible lograr que se desarrolle más lento o más rápido o pretender guardar un poco para el futuro. Del latín tempus, la palabra tiempo se utiliza para nombrar a una magnitud de carácter físico que se emplea para realizar la medición de lo que dura algo que es susceptible de cambio. Cuando una cosa pasa de un estado a otro y dicho cambio es advertido por un observador, ese periodo puede cuantificarse y medirse como tiempo. Por ejemplo: “Tengo que pasar por la casa de mi mamá Ana, pero no tengo tiempo”, “¿Quieres ir a desayunar? “Tenemos tiempo de sobra”. A lo largo de la historia muchos científicos, filósofos e historiadores han tratado de dar respuesta a la pregunta ¿qué es el tiempo? Agustín de Hipona, por ejemplo, en su obra Las Confesiones, menciona lo siguiente: ¿Que es el tiempo?, sí nadie me lo pregunta, lo sé, pero si quiero contestarle al que me lo pregunta, no sé cómo explicárselo. Sin embargo, en la actualidad todos estamos regidos por el tiempo; tenemos un tiempo para levantarnos, otro para asearnos, desayunar, ir al trabajo o a la escuela, ir al cine, en fin, el tiempo rige nuestra vida, pero, ¿por qué no lo podemos definir tan fácilmente? El tiempo es intangible y constante; no lo vemos pero lo percibimos, esta percepción del tiempo es subjetiva e interna, por ejemplo, la percepción biológica o psicológica del bebé que “siente” hambre después de un determinado número de horas que lleva sin comer, la percepción psicológica del tiempo de una clase de historia o de la duración de un viaje o fiesta. Otro tipo de percepción es la noción de antes, después, temprano, tarde, etc. Podemos producir más dinero pero no más tiempo, cuando le dedicamos tiempo a una persona, le estamos entregando una parte de nuestra vida que nunca podremos recuperar, el mejor regalo que le puedes dar a alguien es tu tiempo y siempre se le debe dar a la familia y a los amigos, ya no tenemos tiempo de perder el tiempo.

El autor es ex presidente de la Federación de Colegios de Ingenieros Civiles de la República Mexicana.

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