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Póstigo

Solidaridad transformadora

En nuestro artículo anterior titulado “Del purgatorio al infierno” –ceñido al espacio disponible en esta página editorial– ofrecimos un somero comentario que algunos lectores estimaron utópico, por no decir fantasioso, por creer que ciertas aseveraciones expuestas de mi parte (solidaridad, fraternidad, acción) acaso tendrían alcance en un régimen limítrofe a un sistema donde los sujetos social y culturalmente hablando, son reflejo de un gobierno filo-socialista que, subrayan, AMLO dista de compartir y reivindicar. Y aun cuando nadie solicitó aclaración ni excusa alguna abundaré sobre el tema.

El Proyecto Alternativo de Nación suscrito y abanderado por Andrés Manuel en esencia tutela un programa social, político y económico cuyas pretensiones no son reemplazar las formas de producción capitalista ni el principio de propiedad privada prevalecientes, de manera que el status quo (estado actual de las cosas) no está en entredicho y menos en riesgo de perder el predominio de la economía de mercado, población subordinada, grupos de poder, Estado clasista, etcétera, donde el nuevo gobierno estará ceñido al marco constitucional vigente, distanciado, por tanto, de cualquier propósito que conciba la creación de un nuevo Constituyente capaz de revertir el modelo vigente.

En otros términos, el nuevo gobierno se regirá por un orden cimentado en aplicación de la ley, condena a la corrupción, abuso de poder, saqueo, impunidad, y, por supuesto, equilibrio en justa dimensión a la inversión pública, social y privada que, para comenzar, quedó plasmado en las propuestas recién proclamadas que por donde se les juzgue dan cuenta de un cambio significativo, prometedor e inequívoco por insertarse, por así decirlo, en la peculiaridad del sistema y orden establecidos donde las 13 acciones prioritarias del presidente electo así lo acreditan vía políticas que –de menos por ahora– no plasman por razones largas de explicar el gravar al gran capital, rescatar las riquezas del suelo y subsuelo, regular el poderío trasnacional, frenar el apoderamiento de costas, mares y espacio aéreo o meter en cintura al poder financiero; porque sería estremecer la supremacía oligarca dominante configuradora de la histórica estructura económica aplastantemente afianzada, lo cual, y a pesar de la devastadora naturaleza capitalista global, la misma no podrá frenar los cambios justicieros de Andrés Manuel y de Morena; donde un ejemplo ha sido refrendado por el senador Jaime Bonilla al comprometerse a legislar la gratuidad de medicamentos.

Obviamente en esta peculiar iniciativa, el compromiso del Ing. Bonilla no es una ocurrencia, pues sabe el desafío que implica enfrentar el encono del voraz monopolio extranjero controlador del 100% de la industria farmacéutica nacional (laboratorios, patentes, suministro de fármacos y red de droguerías) que han sido modelo de lucro, usura y sobreprecio.

De ahí que la posible resistencia del consorcio trasnacional y sus prestanombres ante reivindicaciones del calibre ya citado serán doblegadas si, presto y decidido, el pueblo se suma al recate de un bien atentatorio a la salud y calidad de vida de los más vulnerables.

Una esperanza de cambio legitima e irrenunciable…

* El autor es diplomado en Periodismo por la UABC.

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