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Reflexión Universitaria

El debate político

y los candidatos

La corrupción está en el debate electoral, todos los candidatos traen ese tema en su agenda, sin embargo, el tema es más profundo, eso es solo lo que se puede ver. Pero el tema de la desigualdad económica es crucial en esta campaña, sino también la desigualdad del poder. El voto en contra del sistema se deriva y se alienta por el hartazgo de la sociedad, marcada por privilegios y el abuso de poder por parte del gobierno y de las clases más pudientes de este país. El enojo es el ingrediente que ofende, cuando se observa que funcionarios se enriquecen al amparo del poder y los ciudadanos cansados de dar mordidas y pagar piso al crimen organizado ante la complacencia del gobierno. El contraste entre la miseria y la opulencia; la impunidad y la justicia; la desigualdad y la igualdad y el acceso a la justicia sin establecer diferencias ha hecho que el rechazo hacia los gobiernos del Prian lleguen al final. Lo que flota en el ambiente es el rechazo de tanto abuso y un deseo por suprimir los privilegios. Es posible que esta fuerza sea tan contundente que derrumbe este edificio plagado de privilegios para construir uno nuevo, con un andamiaje orientado en disminuir las desigualdades sociales y la pobreza extrema. Gracias a las redes sociales la sociedad está más informada, es más difícil engañar. Antes cuando el país era de un solo hombre, de un solo partido, los medios masivos de comunicación informaban lo que el gobierno quería que la sociedad se enterara. Hoy, por ejemplo, saben que Anaya es un político, que no tiene trayectoria, que esta data de 2013, cuando fue secretario del gobernador Francisco Garrido Patrón de Querétaro y que después, fue el encargado de desarrollo social, después el entonces presidente Felipe Calderón le dio la oportunidad de ser subsecretario de planeación en la secretaria de Turismo, posteriormente fue diputado federal y coordinador de la bancada del PAN en la cámara de diputados, cuando se llevaron a cabo las reformas estructurales. Anaya ha sido dos veces diputado por la vía plurinominal, una local y otra federal, nunca ha ganado una elección y ha sido evidente que es un mentiroso por negar su participación en la aprobación de las reformas estructurales que tanto daño le han hecho, hasta ahora, a la sociedad mexicana. Se observa una carrera meteórica, plagada de traiciones y de mentiras, es quizás por eso que la sociedad no le tiene confianza. De Meade, se observa una buena persona, buen funcionario, pero un mal candidato, no levanta ni adentro del PRI ni fuera de él. El problema que enfrenta es la mala imagen del PRI que no se ha podido quitar el estigma de corrupto y la pesada laja que carga de la alta desaprobación del gobierno de Peña Nieto. Andrés Manuel López Obrador el puntero en las encuestas, es acusado de integrar a Morena personajes que no gozan de buena reputación en el electorado. Lo han querido vincular a escándalos de manejo de dinero, pero siempre ha salido avante, no le han comprobado nada. También se le acusa de creerse el Mesías de México, de querer dar marcha atrás a las reformas estructurales y de querer seguir los pasos de Maduro y convertir a México en un país como Venezuela. Nada de lo anterior sucederá ya que somos vecinos de los norteamericanos, hay mucha inversión extranjera, pero también, hay que tomar en cuenta el tiempo y el espacio. ¡México no es Venezuela!

El autor es académico de la Facultad de Ciencias Administrativas de la

UABC.

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