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Palabra por palabra

Pamplinas Expresión propia de las caricaturas y coloquialismo literario en novelas de diversos rangos. La palabra pamplinas aparece en Nuestra Señora de París de Víctor Hugo; Absalón, Absalón de Faulkner; La Guerra del Fin del Mundo de Vargas Llosa; La Sombra del Viento de Ruiz Zafón; El Señor de los Anillos de J.R.R. Tolkien, entre otras. Más adelante la desmenuzaré por su etimología y curiosas acepciones. Lo cierto es que rara vez, pamplinas se utiliza fuera de un texto; pero, cuando se dice, se descifra por el contexto. En mi memoria está al evocar la película “México de mis recuerdos” con el inolvidable Joaquín Pardavé interpretando a don Susanito Peñafiel y Somellera, quien calificaba de pamplinas las insignificancias y quimeras. Hoy, escasamente se pronuncia para calificar a una mentirijilla intrascendente: “Te quedó muy rico” o “¡Qué bien te ves! O “me siento de maravillas”. Aunque el guiso esté insípido, las arrugas sean como surcos y los reumas te hagan cojear. Pamplinas que, como decía Arturo de Córdova: “No tienen la menor importancia”. Andrés Trapiello, en El arca de las palabras, señala que las pamplinas siempre se dan rebosadas. O sea –lo aclaro–, con abundancia de cortesía y exageración para cubrir la verdad. LA PALABRA DE HOY: PAMPLINAS Pamplina es una planta herbácea de sépalos agudos y pétalos alargados, originalmente papaverina del latín 'papaver' que significa amapola. Poco aporto explicando que de la amapola se obtiene la morfina; pero quizá usted no sepa que un sépalo es lo que envuelve la flor cuando es capullo. En forma figurativa y en plural tiene el significado de tontería, lisonja o remilgo. “No me vengas con pamplinas.” O, “me quieres convencer con puras pamplinas”. O, “¡cómete las espinacas y déjate de pamplinas!” Joan Corominas, en su Diccionario Etimológico de la Lengua Castellana, apunta: “La papaverina era el alimento de los canarios. Por ello se le asoció con “algo de poca importancia”. Otros etimólogos señalan que viene de la voz onomatopéyica “pan-plin” / pamplina como algo fútil, intrascendente. Por último: “Andarse con pamplinas” es dar excusas increíbles, como decir que “no cumplí con mi deber porque mi abuelita está enferma”. ¡Pamplinas! DE MI LIBRERO: “LA MIRADA DEL OTRO” Al ganar Guillermo del Toro sendos premios Oscar, como Mejor Director y para la Mejor Película, me hizo recordar el poema “La mirada del otro”: El pez en el acuario / mudo observa / el espacio que mide con su vuelo. // Del agua solo sabe; “Esto es el mundo”. / De nosotros lo azoran los enigmas. // “¿Quiénes serán? Extraños prisioneros / de la Tierra y el aire”. / “Si vivieran aquí se asfixiarían”. / “Los compadezco, Pobres animales / que dan vueltas eternas al vacío”. / “Viven para ser vistos. / Son carnada / de un poderosos anzuelo inexplicable”. / “Algún día / he de veros inertes, boca arriba, / flotando en la cima de su Nada”. Recuerde: El lunes 12 de marzo, a las 19:00 horas, en el Café Literario, junto al Teatro del Estado, compartiré con usted la poesía de José Emilio Pacheco. El autor es profesor de Redacción Creativa en Cetys Universidad.

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