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De historia y algo más

Los Reyes Magos es el nombre por el que la tradición cristiana denomina a los sacerdotes eruditos en el Antiguo Oriente que, tras el nacimiento de Jesús de Nazaret, acudieron para rendirle homenaje y entregarle regalos de gran riqueza simbólica. El evangelio de San Mateo narra el camino que hicieron unos “Magos” (denominados así porque en aquella época se conocía como tales a los sabios o astrónomos) que fueron siguiendo una estrella hasta llegar a Belén. Allí visitaron y ofrecieron tres regalos al recién nacido Jesús: oro, incienso y mirra. En el siglo V el Papa León el Magno, habla de ellos y fija su número en tres, dos de ellos son representados con barba y el tercero sin ella. Beda el Venerable fue un monje benedictino, doctor de la iglesia y patrono de los historiadores, recoge los nombres identificándolos como representantes de Europa, Asia y África mencionando los atributos de los Reyes Magos en uno de sus textos: Melchor era un anciano de larga cabellera cana y luenga barba, que le ofreció oro, que representa el homenaje que se le rinde a un rey, es sinónimo de pureza y divinidad, estaban reconociéndolo como Rey y era el metal más valorado y apreciado, ya que nunca perdía su color ni su lustre. Gaspar era joven, imberbe de tez blanca y rosada, honró a Jesús ofreciéndole incienso, resina aromática que al quemarse produce un olor especial. Se usa en ciertos templos como expresión de alabanza y adoración. Baltasar, de tez morena testimonió ofreciéndole mirra, otra resina aromática que poseía poderes curativos, siendo el símbolo de los sanadores de la época, era uno de los componentes para la elaboración de perfumes, incienso, ungüentos, medicinas y para diluir tinta en los papiros. Se usaba también para embalsamar a los muertos. La mirra solo podía extraerse en escasos lugares, en resinas de árboles que no abundaban en la zona. Su elaboración conseguía que del incienso, emanara un aroma dulce, muy puro. Era tan preciado que, literalmente valía su peso en oro. Se podría decir que un kilo de incienso, valía lo mismo que un kilo de oro. El valor de la mirra, era siete veces mayor al del oro. Era extraída de una planta poco común que crecía solamente en Kenia, Somalia, Etiopia, Omán o Yemen, cerca de Saba. Actualmente, la mirra se usa en investigaciones contra el cáncer. En esa época, no existían objetos más valiosos que esos tres. En algunos países existe la tradición de representar a los reyes trayendo los regalos que los niños les han pedido en sus cartas durante la noche anterior al 6 de enero. En México inicio la carrera por la presidencia de la república, la recorren tres personas que como los reyes magos traen oro, incienso y mirra, uno de ellos le quiere dar a cada mexicano una renta mensual de por vida, otro dice que como el Mesías, su simple llegada cambiará al país para siempre y otro los debate. Lo triste es que ninguno de ellos trae soluciones a la inseguridad, crecimiento económico, salud e infraestructura, solo les interesa el poder por el poder mismo. Más que una campaña es una lucha de egos, no de soluciones.

*El autor es ex presidente de la Federación de Colegios de Ingenieros Civiles de la República Mexicana.

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