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El Imparcial / Columnas / notamigracion

Mirador

Un pedazo de tierra para posar mi planta

y ahí una huella sabia que conduzca la mía.

Un rincón en el cielo donde anidar mis ansias,

con una estrella, para saber que Tú me miras.

Sobre mi frente un techo. Bajo el techo una llama,

un pan que nunca falte y una esposa sencilla.

La esposa como el pan: alegre, buena, cálida.

El pan como la esposa, de suavidad benigna.

Un amigo y un libro. Salud, pero no tanta

como para olvidar que he de morir un día.

Un hijo que me enseñe que soy Tu semejanza.

Sosiego en el espíritu. Gratitud en el alma...

Eso pido, Señor. Y al final de mi vida

dártelo todo a cambio de un poco de esperanza.

AFA.

¡Hasta mañana!...

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