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Pareces

De la misma manera en que ocurrió en Estados Unidos y otros países, el 22 de abril pasado en el nuestro también se realizó la Marcha por la Ciencia. Científicos, físicos, matemáticos, investigadores, estudiantes de posgrado, profesores universitarios, salieron a las calles de Guadalajara, Puebla, Querétaro, Irapuato, Guanajuato, Xalapa, Oaxaca, Cancún, Guasave, San Luis Potosí, Zacatecas, y otras, para hacer visible sus demandas ante la falta de apoyo financiero que el quehacer científico viene sufriendo, y la poca importancia que las políticas públicas le otorgan. Las personas que en México marcharon pertenecen a algunas organizaciones como la Asamblea Nacional de Estudiantes de Posgrado, colectivos de la UNAM, miembros de diversas instituciones de educación superior, las Academias de Ciencias, de Ingeniería y la Nacional de Medicina de México, y otras más. El mismo día de la marcha en Ciudad de México, las academias llevaron a cabo una conferencia de prensa en donde se señaló que “que la ciencia debe ser un elemento esencial de la vida cotidiana mexicana y que no podemos seguir permitiendo que la investigación científica sea un elemento decorativo en los informes sexenales.” Los científicos plantearon a los medios de comunicación tres demandas fundamentales: una, que las decisiones de política pública se tomen con base en la información científica; dos, que se cumpla el compromiso establecido en 2002 en la Ley de Ciencia y Tecnología, para que la inversión nacional para investigación y desarrollo alcance el uno por ciento del PIB; y tres, que se reviertan los cambios adoptados este año a los convenios de becas nacionales, que han provocado la pérdida del poder adquisitivo de los becarios del Conacyt, ya que los montos de estas becas dejaron de calcularse en salarios mínimos para ahora ser calculadas en UMAs. Las razones para salir a la calle de un sector que suele estar en sus laboratorios y cubículos, lejos de la mirada pública o mediática, es para hacer saber a los ciudadanos y a los gobernantes la manera en que se maltrata a la ciencia con medidas y decisiones, muchas de ellas atravesadas por intereses políticos, como son el cambio de criterio para la asignación de los montos de las becas de Conacyt a los estudiantes de posgrado. Así también, la reducción en el número de proyectos asignados por el Conacyt a las instituciones que hacen investigación; la disminución del presupuesto federal para la ciencia y tecnología y educación; y en general la falta de apoyo a la actividad científica. De allí que algunos de los lemas que enarbolaron quienes marcharon fueron: “Más ciencia, menos diputados”, “Que no pare la oportunidad de ser científico”, “Por el bien del país, de la humanidad y del planeta, la ciencia importa”. Entre otras cosas que se hicieron saber en esta inédita e importante movilización es que, en un país en que se ningunea a la ciencia, a la labor de los científicos, y no es un tema importante para quienes tienen en sus manos las decisiones gubernamentales, este maltrato a la ciencia es también un problema de soberanía nacional. Muchos aspectos de la vida del país están en peligro, entre ellas nuestros recursos naturales, como el petróleo, la minería, nuestros mares, los ríos, que se han vuelto botín de enriquecimiento para gobernantes sin escrúpulos, quienes los vienen entregando a los grandes capitales internacionales, y que hoy son los grupos étnicos quienes están dando la batalla de la resistencia y la lucha contra el despojo. Como nos lo hace saber el spot subido a Youtube por los organizadores de esta marcha: “En la Tierra se redujo la capa de ozono como consecuencia de nuestra ignorancia, hay lluvia ácida, grandes cantidades de basura, contaminación del agua, lumínica y sónica, deforestación, extinciones de especies, cambio climático, entre otros problemas. La única manera de afrontar estos problemas de manera que se minimicen los efectos negativos sobre nosotros y nuestro entorno es con la ciencia. La toma de decisiones desinformada y basada en creencias o intereses personales nos enfrenta al peor escenario. En nuestro país existen problemas urgentes que requieren tomar decisiones informadas por la ciencia”. Véase https://www.youtube.com/watch?v=UgawCspC_yk * La autora es Doctora en Ciencias, con especialidad en Investigaciones Educativas. Exbecaria Conacyt. Académica-investigadora de la Ibero Tijuana.

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