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Pareces

Para expresar tanto el grito de indignación, las acusaciones contra el mal gobierno coludido con el crimen organizado, el reclamo de justicia a las víctimas, el gran enojo por la sangre derramada, y la solidaridad con los padres y madres de los 43 jóvenes normalistas, no sólo se han desplegado multitudinarias marchas, sino también se han creado una numerosas expresiones artísticas, narrativas, gráficas, detonadas por el enojo y el dolor, según se puede evidenciar en un rápido listado que bien puede conformar un bosquejo de un estado de la cuestión que nos muestre los sentimientos, el estado de ánimo y significados de la palabra Ayotzinapa, y el número metonímico de 43: En este listado podemos enunciar la creación de libros impresos, poemas, películas, documentales, canciones, intervenciones urbanas, blogs, artículos en revistas, investigaciones periodísticas, ilustraciones, caricaturas, carteles, grafiti, murales, obra gráfica, teatro, entre otros. Mientras que en la academia se han llevado a cabo foros, encuentros de análisis, se han escrito libros, ponencias, artículos académicos, desarrollados desde diversas perspectivas interdisciplinarias: sociología, ciencia política, psicología, historia, semiótica, análisis político del discurso, etc. Desde organismos internacionales como el Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI), se han elaborado extensos informes. Así también, se han realizado conferencias por parte de los estudiantes de la Normal Rural que salvaron la vida, para llevar sus testimonios de viva voz a muchos puntos del país, incluida esta frontera donde se han presentado en espacios universitarios. Y, también para dar a conocer frente a una campaña de difamación y criminalización televisiva, quiénes son, cómo son, qué significa hoy ser estudiante de una normal rural en México, cuándo y para qué fueron creadas estas escuelas, sus vicisitudes y sus empeños por resistir todos los acosos e intenciones por desaparecerlas. Al listado anterior, hay que sumar la actividad en las redes sociales. En ellas hemos ubicado en Facebook más de un centenar de sitios, al menos en español que conciernen a Ayotzinapa. En Youtube hay 13 mil 300 videos de más de 20 minutos, y 84 mil 200 de menos de 4 minutos. En Twitter, los primeros días del acontecimiento fueron trend topics los hashtags: #FueElEstado, #Yamecansé, #Ayotzinapa somos todos. Y, por supuesto, en estos sitios del ciberespacio, el elemento predominante ha sido precisamente las imágenes. Además, obligados han sido los reconocimientos a los padres y madres de los normalistas desaparecidos y asesinados como los otorgados por el Sistema Universitario Jesuita en el marco de la Cátedra Pablo Latapí y la estatuilla Tata Vasco 2016, ambos en la Universidad Loyola del Pacífico en Acapulco, por su lucha incansable en la defensa de los derechos humanos y el reclamo de justicia. Francisco Mata, al convocar, indagar, dar forma a la curaduría y a la edición de las imágenes que circulan en el ciberespacio, lo que ha hecho es materializar lo virtual, para dotar a esas imágenes de mayor consistencia y fijación en el tiempo. Y, aquí deseo explicitar que lo virtual nada tiene de evanescente, sino que es otra expresión de eso tan difícil de fijar como es la realidad. Las movilizaciones registradas por las fotos que contenidas en el libro 43 fueron convocadas en la virtualidad de las redes sociales y se materializaron con la presencia de miles de personas en las calles de México y en ciudades de otras latitudes. En estas calles se llevó a cabo la captura de las imágenes para de allí regresar al ciberespacio y cobrar así una existencia fugaz. Además de ello, el discurso narrativo de las imágenes del libro 43, también incluye otras formas de mirar, otras voces, compiladas y editadas por Felipe Victoria. Se trata de la metáfora del poeta, la reflexión profunda de los filósofos, del historiador, que muestra la posibilidad de la conceptualización como una manera de develar aquello que no es evidente y que da otro nivel de profundización para la interpretación de las imágenes. Tanto el empeño y el trabajo cuidadoso de quienes han creado el libro 43, ha hecho posible que en este inicio de 2017 refresquemos la memoria de lo ocurrido hace dos años y cinco meses, y que ante los nuevos escenarios de enorme incertidumbre ante la inauguración de la era ominosa de Donald Trump, debemos no perder de vista que el número metonímico de 43 también puede representar 43 esperanzas. * La autora es Doctora en Ciencias, con especialidad en Investigaciones Educativas y Académica-investigadora de la Ibero Tijuana.

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